Suardi | Santa Fe |
19-11-12
Asoc. Morterense -
Finales
Apuntes de una
definición apasionante
(Por Luciano Serafín)
La sangre sabe de estas
cosas. Del torbellino de
emociones que pueden
sucederse en esos
conductos sanguíneos
ante tal o cual
acontecimiento…y
claramente van directo
al corazón. Y en esto
que amamos tanto, por
esas cosas de las
definiciones y de
enjundias de propios y
extraños, luego de los
hechos consumados nos
damos cuenta que nuestro
basquetbol sigue siendo
un cúmulo de cosas
sumamente positivas, que
puede sufrir alguna
decaída en su estado
general de salud, pero
sigue gozando de un buen
semblante, vigoroso,
promisorio.
Es cierto que a todo
esto uno tiene que
refrendar que hay cosas
que corregir o articular
tras la participación de
la legión
sanfrancisqueña, pero lo
vivido en la noche del
domingo, en ese
verdadero coliseo de
nuestro básquet, hace
suponer que seguimos en
la buena senda dentro
del contexto del
basquetbol cordobés.
Fue un partido memorable
el que nos brindaron
Asoc. Deportiva 9 de
Julio y Club Sportivo
Suardi, con esa sana
costumbre de llenar los
espacios en las gradas,
de asombrar a propios y
extraños ante lo emotivo
de los sucesos
históricos. Uno, el más
ganador de la Asoc.
Morterense, el otro,
buscando reacomodarse en
los anales de la
historia luego de 6
largos años sin laureles
ni preseas. Y bajo esa
premisa, de
reivindicación de
logros, los quintetos
arrancaron el sueño de
una calida noche de
primavera queriendo
perseguir hasta alcanzar
al inefable gusto
embriagador de la
victoria, regando el
campo de batalla con el
esfuerzo que ameritaba
la situación, hasta
incluso en los momentos
mas dramáticos cuando
los errores eran mucho
mas que las virtudes.
Atravesaron las horas
con la impronta de una
mayoría de jugadores con
el signo del arraigo, de
haber nacido en las
canteras locales y la
presencia de solo dos
refuerzos por bando
(síntesis a veces
utópica de lo que muchos
hablan y pocos
concretan) y se dieron
el todo por el todo en
una contienda que no
admitía mañana. El
festejo o el revés eran
hoy. Todo quedó envuelto
en esa delgada línea, en
ese sendero difuso, en
ese limite borroso, tan
difícil y tan fácil de
trasponer, que divide la
alegría de la tristeza,
el cántico emocionado y
el silencio con bronca,
el abrazo interminable
del triunfo y la palmada
consoladora de la
derrota…y el llanto,
cosa particular el
llanto, que es el mismo,
pero las lagrimas corren
distintas por las
mejillas, porque los
caminos, atajos y rutas
cambian de formas y
aspectos cuando se llora
por alegría o se llora
de amargura. Mucho de
eso tuvo la noche de la
bella Morteros.
Y uno, mediocre mirón,
escribiente sencillo de
los eventos que alcanzan
la vista, se ha sentido
participe privilegiado
de semejante evento
cumbre, de lo que puede
generar, de todas las
situaciones que suelen
derivarse de un
encuentro deportivo en
donde ciertamente todo
se vuelve cuasi salvaje,
todo se exacerba, los
gestos, los rostros, las
palabras, los gritos,
los abrazos, los besos…
todo toma una impronta
comandada por el corazón
a puro galope, en una
metáfora de lo bestial
que a veces suele ser la
pasión.
Metieron, fallaron,
blasfemaron, se
quisieron, se odiaron,
se respetaron, se
maltrataron…conformaron
una lucha estoica que
fue mas allá de los
premios y castigos, de
los pro y los contra. Se
trataba de la búsqueda
incansable de la Gloria.
Los jóvenes, los viejos,
los de afuera, los de
adentro, todos buscan en
mayor o menor medida lo
mismo. Siempre, como era
en un principio, ahora y
siempre. Allí no había
distinciones, solo
rostros distintos, todos
persiguiendo a esa ninfa
difícil de conquistar.
Finalmente, la bella
dama coqueteó con el
muchacho de la Avenida.
Probablemente sea el
titulo mas trabajado,
peleado y disfrutado de
Sportivo Suardi en su
historia. Estuvo lejos
de entrar entre los
cuatro producto de un
bajón marcado en su
rendimiento, fue
amalgamando el equipo
luego del mal de
ausencias y estampó los
cruces un recorrido
impresionante volteando
gigantes y luchando
contra sus propios
molinos de viento,
asegurando la fortaleza
de su casa y levantando
la bandera de la
victoria siempre en
tierras lejanas. Pequeño
racimo de virtudes para
un enorme campeón.
Luego de las vibraciones
propias de lo que dejó
esta notable final, uno
siente que tras ciertos
cimbronazos, todo vuelve
a su lugar y la
competencia nos dibuja
una sonrisa. La
Morterense de los Poi,
Buraschi, Gandolfo,
Cañete y Gatto, del
numero de foráneos en su
justa medida, de los
Festa y los Godone, de
los Gaido y los Prida
sigue siendo una
alentadora realidad, el
buen presente; a veces
trastocado por los
avatares de los tiempos
y los intereses,
enmarcados en los
aciertos y errores
propios del hacer, del
intentarlo.
A los que conformaron
este gran momento de
gloria de la competencia
nuestra solo queda
darles la derecha, el
fuerte apretón de manos
sinceras, las
felicitaciones a flor de
labio e instarlos a
guardar en la retina del
recuerdo y la memoria la
situación única e
irrepetible, porque la
pagina llena de palabras
que trascenderá los
tiempos ya es un hito,
mientras la tinta
aguarda ya impaciente,
sabedora que al
completarse la pagina
reciente, otra espera
por ser escrita. |