Ganar o Perder
En la sociedad hay gente
noble, franca, y también hay oportunistas. Cuando hay
derrotas es de unos pocos; y cuando hay victoria es de
todos. Ese es un principio que hizo mucho daño. Porque
nosotros podemos perder todos juntos.
Ganar si; pero perder siempre alguien en particular,
porque la derrota es vergonzosa y humillante. Y así esta
descripta, pero es mentira.
Si hay algo que tiene valor es no haber tenido una
posición acomodaticia o demagógica frente a los
episodios que me tocó vivir. A veces ser consecuente con
la forma de pensar, no ceder a los atajos que
aparentemente te ofrecen la bendición popular, se
confunden con obstinación o capricho.
Uno tiene que hacer lo que corresponde, correr el
riesgo. Estar orgulloso de lo que se hizo, no
avergonzarse, hay muchos que se van posicionando de
acuerdo a los resultados. Son ambiguos.
Javier Ielmini - Entrenador
Ganar o ganar
esa es la cuestión?
Solía decir
Antonio, muy a menudo con café de por medio, ¡Hay que
ganar o perder pero con futuro! Y yo le agregaría… pero
más Perder con Futuro.
Hoy vemos como en nuestra sociedad exitista y
proclamadora de la victoria y el egoísmo, como el ganar
pasa a ser la semilla fundamental o basal del deporte y
tristemente del deporte infantil, y más aún, vemos con
dolor como ésta “ Máquina Destructora de Jóvenes
Pensantes e Inteligentes”, se instala también en las
categorías formativas.
De que me
sirve ganar hoy?...
magnificar el éxito y el triunfo en premini, mini, sub
13? Si mañana en sub 15, sub 17, sub 19 y hasta en
primera no saben definir una entrada en bandeja con la
mano inhábil, si no saben ubicarse en el campo respecto
de mis compañeros y del rival, y si no tienen la idea de
equipo y de conjunto y se transforman “en un terrible
egoísta”, donde sólo le importa zafar, el Yo, sin pensar
en el equipo, en el Nosotros.
De que me
sirve ganar hoy?...si
tengo la dicha de tener 30 o 40 chicos por categoría, y
sólo juegan 15. Que hacemos con el resto? Los tenemos
para la cuota societaria nada más? O acaso alguno tiene
la visión divina y celestial de ver que un chico de 9,10
o 11 años no va a servir para el deporte? Porque no los
hacemos jugar? Por qué no los rotamos para que jueguen
todos? Porque vamos a los encuentros, a los amistosos y
a los partidos del torneo con los mismos? O no todos
tienen las mismas posibilidades?
De que me
sirve ganar hoy?...,
crear, tener y también sostener al Mini Campeón, al
Mini Héroe, al Mini Ginóbili, si al año siguiente cuando
le subimos el aro, le ponemos una pelota más pesada y
le cambiamos algunas reglas, sucumben en su propia
frustración. Porque nosotros los adultos no los
educamos, no los formamos, no le damos las herramientas
necesarias para que ellos actúen y resuelvan
positivamente, para el mañana, para el futuro.
De que me
sirve ganar hoy?...
si nos
llenamos la boca hablando de Proyectos ( ésta la usamos
seguido, está de moda ), los Magistrales y los Mega,
letras transcriptas al papel con “ tinta de humo”, si
después no los podemos cumplir, ni tan siquiera
llevarlos a cabo. Porque no sólo plantearnos y trazarnos
objetivos chiquitos, concretos, reales, que se puedan
cumplir: “que tan sólo todos los chicos que llegan al
club, no dejen, que todos tengan posibilidades de
aprender y de jugar”. Sabían Uds., que un gran número de
niños-jóvenes que dejan la activad deportiva lo hace
porque se “aburre”?...Como es que ocurre esto si aquí es
el lugar por excelencia del juego y la recreación. Sepan
Uds. también que en las categorías formativas esta la
gran base, los cimientos, de la pirámide institucional
(social y económica). Cuidémosla. Por qué no sólo que
manejen las manos y las piernas inhábiles, por qué que
sólo que coordinen sus pies, por qué no sólo pensar que
de aquí a 4 o 5 años pongamos un jugador de las
formativas en primera, pero no para completar el banco,
sino, como potencial jugador. Y por qué no tan sólo,
solamente, que sea un “ tipo” respetuoso, educado,
cordial; con los mayores, con sus compañeros, con sus
ocasionales contrincantes.
De que me
sirve ganar hoy?...
si se cambia al entrenador año tras año, si no lo dejan
trabajar y aplicar con tranquilidad y sin presión toda
su sabiduría, sus metodologías, sus conocimientos y tan
sólo le exigen resultados inmediatos. Su margen de error
está expuesto sólo al ganar o, quedarse sin trabajo.
Dijo mi amigo
Daniel en una oportunidad, “se evalúa sólo el suceso y
no el proceso”, (me llevo UN TIEMPITO entenderlo) pero
que gran verdad dijo.
Amigos,
colegas y dirigentes, de que me sirve ganar hoy? Miremos
hacia adelante, trabajemos para el futuro, que la
derrota de hoy sea el punto de iniciación hacia el
triunfo de mañana, que nos sirva para corregir, para
replantear, para reformular, para aprender de los
errores,
HAY QUE GANAR
Y PERDER PERO… CON FUTURO, PERO MÁS PERDER CON FUTURO!
Javier Aiassa
Prof. de Educación Física - Entrenador de básquet
La palabra de
Marcelo Bielsa
Los momentos de mi vida en los que yo he crecido tienen
que ver con los fracasos; los momentos de mi vida en los
que yo he empeorado, tienen que ver con el éxito. El
éxito es deformante, relaja, engaña nos vuelve peor, nos
ayuda a enamorarnos excesivamente de nosotros mismos; el
fracaso es todo lo contrario, es formativo, nos vuelve
sólidos, nos acerca a las convicciones, nos vuelve
coherentes.
Si bien competimos para ganar, y trabajo de lo que
trabajo porque quiero ganar cuando compito, si no
distinguiera qué es lo realmente formativo, y qué es
secundario, me estaría equivocando.
Uno vive y necesariamente necesita jerarquizar virtudes,
decir éstas son las virtudes que rescato en los demás y
quisiera para mí, que respeto, que valoro. A mí el
deporte me dio ese parámetro, yo aprendí por el deporte
que la generosidad es mejor que la indiferencia, aprendí
el valor de la significación del coraje, aprendí la
importancia del esfuerzo y aprendí lo trascendente de la
rebeldía.
Son los tres o cuatro elementos con lo que yo después
traté de orientar mi vida. No necesariamente tienen que
ser ellas las elegidas, pero sí es indispensable que uno
sepa las virtudes alrededor de las cuales quiere vivir.
Estoy absolutamente convencido de que la fama y el
dinero son valores intrascendentes. Pasa que claro, nos
las describen con un peso tan significativo, que
pareciera imposible resistirse a valorarlos. Creo que el
espíritu amateur, el amor hacia la tarea, es el único
que vuelve satisfactorio el tránsito por el trabajo.
Cuando observo de qué manera son descriptos hacia el
público las celebridades, los ídolos, lamento muchísimo
que se jerarquicen ese tipo de cosas, que se describan
millonarios, que se lo describan famosos, que se lo
describan extraídos de la realidad social, fuera de la
gente común.
Sí estoy convencido de una cosa: fui feliz cuando
disfrute del amateurismo, fui feliz cuando crecí
enamorado de mi trabajo, yo tengo un amor profundo por
el fútbol, por el juego, por la esquina, por el baldío,
por el picado, por la pelota. Y desprecio todo lo
añadido, todo lo que fueron agregando para convertirlo
extrañamente, en deseado. Para explicar un poquito mejor
esto, sé que la alegría de un triunfo en un partido dura
cinco minutos, termina el partido y hay una sensación de
efervescencia, una sensación de adrenalina al tope, que
genera excitación y felicidad. Pero son apenas cinco
minutos y después hay un vacío enorme y grandísimo. Y
una soledad indescriptible.
Quiero insistir con que mucho mejor es ser prestigioso
que popular, que mucho más importante es el recorrido
con que uno llega a un lugar, que el éxito o no, que se
obtenga en la búsqueda. Que los hechos son mucho más
significativos que las palabras, que demostrar es más
importante que hablar, que hay que permitir que ingrese
la información que riega nuestra parte noble y evitar
que ingrese la información que riega nuestros bajos
instintos. Nunca me deje tentar con los elogios. Los
elogios en el fútbol son de una hipocresía absoluta. El
fútbol está concebido así, tiene que haber una gran
alegría o una gran tristeza. Derrota o victoria, sangre
o aplauso son valores muy caros al ser humano.
Entonces, en el fracaso sufro mucho la injusticia del
trato, no lo logré nunca dominar eso. Siempre sufro
mucho cuando perdemos y cuando soy maltratado, pero sí
logré no creerme la duración del éxito. Como no se
revisa por qué ganaste, da lo mismo que te adulen por
haber ganado, no porque mereciste ganar, por el recurso
por el que ganaste, entonces tuve claro siempre que esa
franela, porque ése es el término, es impostora.
No permita que el fracaso les deteriore la autoestima.
Cuando ganas, el mensaje de admiración es tan confuso,
te estimula tanto el amor hacia uno mismo y eso deforma
tanto. Y cuando perdés sucede todo lo contrario, hay una
tendencia morbosa a desprestigiarte, a ofenderte, sólo
porque perdiste.
En cualquier tarea se puede ganar o perder, lo
importante es la nobleza de los recursos utilizados, eso
sí es importante; lo importante es el tránsito, la
dignidad con que recorrí el camino en la búsqueda del
objetivo. Lo otro es cuento para vendernos una realidad
que no es tal.
Marcelo Alberto Bielsa
"Ganas de Ganar vs. Miedo de Perder"
El deporte, como toda actividad en la que hay polos
opuestos o un contendiente de cada lado, sabe de
historias con finales de película, esos en los que Rocky
noquea a Apollo y termina festejando un triunfo que, a
priori, parecía imposible de alcanzar. Ejemplos hay
miles, tanto en los deportes colectivos como en los
individuales. El “Punto” que hizo saltar la “Banca” o el
pobre que le hizo morder el polvo de la derrota al rico,
como a usted más le guste.
En la previa, generalmente, estos argumentos suelen ser
utilizados para la preparación psicológica o
motivacional de los dos equipos. Para los poderosos
habrá un “mandato” con su correspondiente arenga para
salir a imponer lo suyo ante el rival inferior. En tanto
que para los que encararán la aventura con el traje de
Cenicienta, los argumentos pasarán por otro lado, y
mientras algunos DT elegirán enfocarse hacia lo épico,
otros tal vez optarán por quitarle todo tipo de
responsabilidad a sus dirigidos, buscando con ello que
jueguen relajados y sin presiones.
En aquellos deportes donde manda la estadística,
generalmente gana el más poderoso. La heroica de once
guerreros cuidando su arco listos para meter el zarpazo
de contra es muy futbolera, pero la historia sabe de
miles de casos con final feliz para el supuestamente más
débil en todos los deportes, sino, preguntarle al Dream
Team estadounidense que se cruzó con Argentina en
Indianápolis 2002 y Atenas 2004.
El tema es que esos “miles de casos” suelen salir a la
cancha con la camiseta del equipo más débil, y las
razones hay que empezar a buscarlas en la manera de
comunicar.
No todos los Entrenadores son especialistas en
motivación (no tienen por qué serlo), y a veces, motivar
con recetas o cliches preestablecidos no es lo más
aconsejable, y termina provocando que lo que parecería
una obviedad (decirle al poderoso que salga a aplastar
al débil o viceversa) termine jugando en contra.
El mensaje, supuestamente claro porque así lo marca la
realidad, no llega limpio a su receptor por innumerable
cantidad de variables, lo que lleva a que en el momento
en que debe aflorar la convicción, la niebla termine
desdibujando el horizonte.
Independientemente del resultado final, que a veces por
obra y gracia del peso de alguna individualidad termina
favoreciendo al “Poderoso”: ¿Nunca vieron a un equipo
hipotéticamente inferior complicarle la vida mucho más
de la cuenta al rival téoricamente superior? Si,
seguramente si.
Es que cuando el mensaje no llega limpio y la
convicción no es plena afloran las dudas, y allí es
donde se produce la confrontación entre las “Ganas
de Ganar” de David, contra el “Miedo de
Perder” que suele agarrarle a Goliath, cuando
le empieza a apretar el zapato en algún momento del
partido.
No todos recibimos el mensaje de la misma manera. Hay
quienes responden a una arenga dura, incluso a un
insulto, y otros que necesitan el aliento suave y la
mano en el hombro. Y para complicarla más aún, hay
momentos en los que es conveniente hacer una arenga dura
y otros en los que es preferible evitar algunos temas o
tópicos para no sobrecargar de stress y presión.
En síntesis, la clave no está en lo que se dice, sino en
cómo se lo dice, y a quien se le dice que cosa. Cada uno
necesita una palabra diferente, y cada grupo tiene su
propio estilo de comunicación, lo que no quiere decir
que siempre responda al mismo patrón comunicacional, por
lo que aquello que la ultima vez lo motivó y lo puso en
foco, tal vez hoy no le llegue o termine cargándolo de
mayor presión de la deseada.
Se trata de saber que decir y elegir el momento
apropiado para hacerlo, y para ello, lo principal es
saber observar lo que le pasa al grupo, algo que no
siempre se consigue estando sentado en la misma silla.
Decía que el entrenador no necesariamente debe ser
especialista en motivación ni preparación psicológica. A
mayor cantidad de puntos de vista, mayor riqueza de
opiniones, ¿no?.
Publicado por Germán Diorio en el Blog El Psicólogo del
Club
Agradecimiento especial al entrenador Gustavo Noria
"Ser entrenador"
El entrenador debe ser una persona madura, de ese modo
no actuará ni como un dictador, decidiéndose siempre por
lo que cree personalmente por sobre cualesquiera otras
consideraciones, ni como un padre, que aplaude soslaya
las acciones equivocadas de los hijos, y sabrá cuando se
puede ser democrático y cuando no (en un equipo de
baloncesto no siempre puedes dejar las decisiones a
todos los miembros por mayoría ya que deberás tomar
decisiones inmediatas basadas en los elementos de juicio
que posees y un poco en lo que crees y esto sin duda
afectará al equipo).
Creo que el rol de entrenador conlleva privilegios de
decisión y control, ambos cedidos por los alumnos en la
plena conciencia de que alguien tiene que hacerlo así y
que se delega tal autoridad a la mejor persona posible,
es por ello que los entrenadores, llevan una
responsabilidad tan grande como su autoridad: actuar de
la mejor manera posible en bien del equipo aunque esto
signifique postergar algunos deseos personales o de
algún jugador.
Esto nos lleva a que el entrenador, firmemente
convencido de que hace lo mejor para el equipo, en base
a los elementos de juicio que posee, actúe de una forma
u otra, y evidentemente, en tanto que es humano puede
equivocarse, pero no lo hará en la medida que su
madurez, experiencia, buen juicio y su capacidad
personal le permitan tomar las mejores decisiones, por
tanto su actitud estará relacionada con estos elementos:
entre más maduro (entendiendo maduro no como que tan
mayor de edad es, sino como una mayoría de edad
intelectual y emocional que le permita conservar el buen
juicio y decidir en verdad lo mejor para todos) mejor
actitud tendrá, sobre todo en los momentos de crisis. A
este respecto considero que es en los momentos de crisis
cuando se pone en evidencia la solidez del entrenador,
quien puede mantenerse centrado a pesar de sentir que el
mundo se desploma puede ser capaz de dirigir esa
serenidad a los alumnos y crear ese ambiente donde
siempre hay posibilidades de salir adelante, a pesar de
la adversidad.
Autor: Martín Velázquez
"El basquetbol me enseñó a vivir..."
(acercado por Matías Righetti...desde ya gracias Mati...!!!)
El básquetbol me enseñó a soñar
con un Campeonato Provincial,
con una Liga Nacional.
Me enseñó a llorar
con un simple marrado sobre el final,
con ese partido que no pude jugar.
Me enseñó a creer
más que nunca en ustedes,
me enseñó a festejar
cuando cortamos esas redes...
El básquet me enseñó a ayudar
al amigo que se lesiona.
Me enseñó a valorar
cada tiro en una zona.
Me enseñó a tirarme
por esa pelota perdida.
Me enseñó a levantarme
tras esa lesión seguida...
El básquet me enseñó la sensación
de aquella volcada,
a pasar el balón
y levantar la mirada.
Me enseñó a dedicar
aquel triple limpio.
Me enseñó a encarar
y respetar mis instintos...
El básquet me dio amigos,
me regaló un mundo.
Me formó un camino,
me hizo valorar cada segundo (dentro y fuera de la
cancha).
Me enseñó el aguante
de los amigos en las malas
y me dio las felicitaciones
por los huevos y las ganas...
El básquet me enseñó a perder
y a tener revancha.
Me enseñó que todo se puede,
aunque queden 7 milésimas en cancha.
Me enseñó a cuidar
la pelota como a una mina.
Me enseñó a confiar
y ver como la amistad y el coraje se combinan.
Me enseñó a saltar
más allá del tablero.
Me hizo pensar
y a luchar por lo que quiero...
El básquet me enseñó que en la cancha
nadie se suplanta, todos se complementan.
Me enseñó que vale el esfuerzo
y los presentes se ausentan...
El básquet me enseñó a dormir
en el banco por un tiro mal.
Y me dio las fuerzas para ganar sobre el final...
El básquet me enseñó a valorar
cada vez que entro.
Y a sufrir más que ellos
si en un partido me ausento.
Me enseñó a entregar
todo en un partido
con la mente helada
y el corazón encendido.
Me enseñó a sacrificarme
a darle confianza a los demás.
Me enseñó a agradecer
cada asistencia que me dan...
El básquet me enseñó la satisfacción
de sangrar la camiseta.
A matarme en defensa
y soñar en una pirueta.
Me enseñó a quererlo
porque es parte de mí.
Yo vivo el básquet
porque el básquet me enseñó a vivir...
Esteban Matías Olivero - Estudiante de Educación Física
- Técnico de Basquetbol - San Francisco (Córdoba)
Foto: Marcelo
Vaira
"Trabajar de entrenador se está tornando de vida o
muerte"
El Presidente de Asociación de Técnicos de Básquetbol,
Luis Martínez, habló en el programa "Uno contra Uno" de
Radio Splendid, donde hizo un crudo análisis de la
actualidad de la Liga Nacional, criticó las diferencias
en las reglamentaciones vigentes entre entrenadores de A
y TNA con respecto a los de la B y reclamó la necesidad
de volver a realizar reuniones entre los diferentes
estamentos.
Consultado sobre los cruces de declaraciones entre los
técnicos, como por ejemplo el que hace algunas semanas
sostuvieron Julio Lamas y Rubén Magnano, el también
máximo dirigente de la CoDiTeP (Comisión de Directores
Técnicos Profesinales) dijo: “Es producto de las
presiones, de los dineros que se están pagando, y que
entonces uno está alterado permanentemente, sabe que si
pierde le puede costar su trabajo, si le cuesta su
trabajo son montos dinerarios demasiado importantes. Son
cosas que a veces ocurren con el tema de las
declaraciones, de las no declaraciones, hay muchos que
se sienten ofendidos… Acá la cuestión no es ofenderse
sino que hay que aplicar un reglamento. Lo que se escapa
del reglamento tiene que ser sancionado. Se llame como
se llame y le toque a quien le toque”.
Sobre la base para aplicar esas sanciones, explicó lo
siguiente: “Nosotros desde el año ’94 que estamos
pidiendo que se respete un código de ética. Nunca jamás
nos lo aprobaron. Entonces, si eso ocurre, tendría que
ocurrir como en España, que es la Liga de la cual
nosotros nos hemos copiado y hemos tomado las cosas
buenas que tienen. En la liga española, un entrenador
que habla mal de la competencia puede ser sancionado con
sanciones o con montos dinerarios. Entonces ¿por qué eso
acá no ocurre?”.
Martínez se refirió también a la alta rotación de
entrenadores que caracterizó esta temporada liguera: “Se
ha tornado cada vez más difícil poder trabajar como
entrenador. Se está tornando como una cuestión de vida o
muerte. El que está por pelear la zona de la promoción
empieza a pensar mucho antes en que a lo mejor la
solución es cortar un entrenador. El entrenador está
presionado porque no sabe si va a cobrar o no va a
cobrar. Están como nunca en otros años los entrenadores
muy atrasados en los pagos. Hay equipos que al día de
hoy en la temporada han cambiado seis entrenadores (…)
Hay equipos que han cambiado entrenadores y luego de un
mes o dos meses y medio se han tenido que ir esos
entrenadores porque no han visto un peso. Y no te hablo
esto en la A, en las tres categorías pasa exactamente lo
mismo.”
La principal preocupación del dirigente para por los
cambios reglamentarios que parecen conspirar contra la
estabilidad laboral de los técnicos: “Lo que es
responsabilidad de la Asociación de Clubes es que al
haberse quitado el registro de los contratos, hay
entrenadores que no tienen contrato firmado. Por ejemplo
en el TNA. En la B ni hablar. Pero en la B no hay libre
deuda. Yo lo que no entiendo es: la AdC se hace cargo de
organizar la Liga B. Pero después dicen: ‘No tenemos
nada que ver con el tema de los contratos, de los pagos
o los no pagos’. Yo pregunto: ¿Los entrenadores de la B
no son tan profesionales como los que dirigen la A?
Entonces ¿por qué a algunos les respetamos el contrato y
a otros no les respetamos el contrato? ¿Por qué a unos
les exigimos que presenten el certificado de cancelación
de contrato y todavía con la Liga B no se ha podido
conseguir? ¿Son parias? ¿Son de otro país? O de lo
contrario, que la AdC diga ‘No organizo más la Liga B’.
Si no, es tan importante la B como la A”.
Además de recordar su postura en contra del entrenador
part time para la Selección Nacional, el dos veces
campeón LNB con Ferrocarril Oeste hizo foco en la falta
de contacto entre los diferentes estamentos del
básquetbol, que a su juicio debería recuperarse: “No hay
reuniones, no hay diálogos, no hay discusiones. No se
engrandece, porque de las discusiones y de los disensos
salen los consensos. Eso parece que es una frase hecha
pero es una realidad. Si no discutimos las cosas no van
a salir adelante. Si no nos reunimos las cosas no se van
a poder discutir. Y todas estas cosas tienen que salir
del ente madre. Lo tenemos que hacer, y tenemos que ir
mejorando. En los últimos cuatro o cinco años en lugar
de mejorar hemos ido perdiendo. Desde el momento en que
se perdió el registro de los contratos, desde el momento
en que se permitió que un entrenador dirija la liga y en
los seleccionados nacionales”, concluyó.
Un poco de historia no viene mal...
El
básquetbol es el único deporte de origen Norteamericano,
auque su paternidad se debe a un nativo del Canadá,
(debe aclararse que en el caso del béisbol se tienen
antecedentes en otros países, por lo que su carácter de
completa creación en E. U. Es discutible), el básquetbol
nació completamente en Norteamérica y fue inventado por
el Dr. James Naismith, que era profesor del colegio
Springfield (conocido entonces como Internacional MICA
Training Scchool, Massachussets) en el año de 1891. la
invención del juego fue inspirada por el Dr. Luther
Gulick decano del Departamento de Educación Física de la
Training School en la primavera de 1891. en esa época el
Dr. Gulick trabajaba con un grupo de colaboradores,
tratando de dar lugar a un nuevo deporte que viniera a
satisfacer las necesidades y demandas, que en materia
deportiva, eran requeridas en ese tiempo; y que además
se pudiera jugar bajo techo, puesto que en ésa época
había receso en los dos principales deportes del país;
el béisbol y el fútbol americano.
Durante los meses de invierno el campo de la educación
física y el deporte se veían amenazados por la falta de
interés de los alumnos, ya que el invierno era demasiado
crudo para hacer práctica de un deporte al aire libre.
Sin duda alguna, el clima frió era el principal enemigo
y el mayor problema para los profesores de educación
física, los cuales tuvieron la oportunidad de reunirse
en unos cursos de verano de Springfield, y que
aprovecharon para exponer sus puntos de vista
encaminados a resolver la molesta situación por la que
atravesaban durante esos meses.
Por tal motivo, en ese tiempo, el Dr. Gulick sugirió al
Dr. Naismith que en unión del Barón Nisl Posse en
Martha’s Vineijard, estudiara la forma de resolver la
situación.
El Dr. Naismith siguió el consejo y encontró que, auque
el sistema sueco de gimnasia contenía muchos principios
valiosos, ninguno de ellos resolvería el problema de
inmediato. Esto fue lo que informó al Dr. Gulick a su
regreso a Springfield en el otoño de 1891.
Cuando comenzaron las clases, el Dr. Gulick creó un
nuevo curso que denominó “Seminario de Psicología”, al
que Naismith y Alonso A. Stagg asistían a estudiar a
pesar de ser miembros del cuerpo de profesores. Entre
los problemas de educación física que se consideraron,
figuraba el de un deporte que pudiera jugarse durante el
invierno en gimnasio cerrado y con luz artificial.
Durante una de las discusiones, el Dr. Gulick expresó:
“no hay nada nuevo bajo el sol”, a lo que el Dr.
Naismith respondió: “Dr. Si eso es así, nosotros
podremos inventar un juego que satisfaga esas
necesidades, lo único que tenemos que hacer es tomar los
elementos de los juegos conocidos y cambiarlos, así
encontraremos el que estamos buscando”.
El Dr. Gulick asignó entonces esa tarea a todo el grupo
pero no se logró una solución satisfactoria. Más
adelante, el propio personaje convocó a una reunión con
el cuerpo de profesores y observando el entusiasmo
demostrado por el Dr. Naismith durante la discusión del
problema, lo designó para que se hiciera cargo de la
actividad en el gimnasio. Entonces se le encomendó la
tarea de buscar algún método que mantuviera el interés
de los estudiantes.
A los pocos días, el Dr. Naismith bajo al gimnasio
llevando consigo una pelota de fútbol soccer y se
encontró al vigilante del gimnasio, Mr. Stebbins, a
quien preguntó si tenia 2 cajas cuadradas. El guardia
contestó que no, pero que en su defecto podría prestarle
dos cestos de los que en Norteamérica eran empleados
para recolectar manzanas. Los investigadores de la
historia del baloncesto difieren en lo relacionado al
uso que se daba a éstos cestos. Otros mencionan que en
ellos se recolectaba duraznos, manzanas, melocotones, lo
cierto es que eran usados para la recolección de frutas.
El Dr. Naismith aceptó la proposición del vigilante y
ambos los clavaron en los extremos del gimnasio a una
altura de 3.05 m. (10 pies) que actualmente es la altura
reglamentaria en que se encuentra la canasta. Tomando en
consideración que si en ese entonces los cestos hubiesen
sido colocados a 11 pies o más de altura, tal vez seria
actualmente la altura reglamentaria. Frank Mahan,
Irlandés, fue el primero en ver a Naismith subido en la
escalera clavando los cestos de recolección de frutas.
El Dr. Naismith mandó llamar a sus alumnos para impartir
su clase de educación física y les explicó su nueva
invención que consistía básicamente en tratar de
introducir el balón en los cestos que se habían colocado
ex profeso, el modo de avanzar con la pelota, que sería
botando, y la forma de pasar, que podía ser lanzada,
“bateada” o rodada. En la clase había 18 elementos, que
fueron divididos en dos equipos, por ello, el primer
juego de básquetbol se inició con 9 jugadores por bando.
Una vez hecho los equipos, Naismith los colocó dentro de
la cancha y en ese tiempo se inició con 3 delanteros, 3
centrales y 3 defensores, todos elegibles para anotar.
Una vez explicado el juego y sus primeras reglas, se
empezó a jugar el “baloncesto”. Cuando se lograba
introducir el balón en el cesto de manzanas, se tomaba
como “Goal”, y hubo necesidad de que alguna persona
estuviera encargada de sacarlo de dicho cesto. En un
inicio, tuvo que subir a la escalera y sacarlo, cada vez
que se encestaba.
Así nació el básquetbol, deporte cuyo éxito no se hizo
esperar desde que lanzó la 1ª pelota al aire. Los
alumnos se entusiasmaron, les agradó el juego en forma
tal que pronto se corrió la voz en todos los gimnasios
de que se había inventado un juego nuevo, ideal bajo
techo, que interesó grandemente a los directores de
educación física de colegios y universidades.
Para la navidad de 1891 el nuevo deporte estaba ya en
marcha, los estudiantes que retornaban a sus hogares
para las vacaciones de navidad, lo introdujeron en sus
pueblos; la Asociación Cristiana de Jóvenes patrocinó
con entusiasmo su enseñanza y difusión, lográndose que
este juego represente la contribución esencialmente
norteamericana en el campo de la educación física y el
deporte.
Las reglas del básquetbol vigente difieren bastante de
las originales, sin embargo las modificaciones
existentes fueron objeto de grandes debates entre el
inventor del juego y los entrenadores de aquella época.
La filosofía del inventor de este juego fue hacer un
juego de destreza con la pelota, NO UN JUEGO AGRESIVO.
Los roces, empujones, golpes, etc., eran frecuentes y
para evitar eso, se reglamentó el contacto personal.
También se pensó en la forma de iniciar el juego, la
manera de jugar la pelota, cuando se infringe el
reglamento, el tamaño de la cancha, el valor de los
encestes etc. Así nacieron 13 reglas que fueron las que
permitieron que se pudiera jugar en forma más o menos
organizada. Actualmente toda modificación a las reglas
es sometida a la consideración y estudio de la Comisión
Técnica de la Federación Internacional de Básquetbol
Amateur, (F. I. B. A.).
¿Porqué se tomo el
nombre de básquetbol?
Al regreso de las vacaciones de navidad, un compañero de
clases, Frank Maha, se acercó al Dr. Naismith
preguntándole que cual seria el nombre que le pondría al
nuevo juego; respondió que no lo había pensado y que su
único interés era que se practicara y difundiera. Sus
colaboradores y estudiantes sugirieron que le pusiera
por nombre “Naismith Ball” pero éste rechazó la
propuesta y entonces, después de varias sugerencias que
le presentaron, se llegó a la conclusión de que el
nombre adecuado era “Basketball”. (pelota y cesto)
James Naismith se encargó de confeccionar las primeras
reglas o principios para jugar el nuevo juego que
inventó y fueron 13 en total, de las cuales 5 todavía
son fundamento del básquetbol moderno:
1.La pelota debe ser grande, liviana y de fácil manejo.
2. Un jugador no debe avanzar en posesión de la pelota.
Esta debe moverse mediante pase a otro jugador, o
botándola, es decir haciéndola rebotar en el suelo a
medida que se avanza.
3. La pelota puede ser tomada por un jugador en
cualquier momento, siempre que no haga contacto personal
con otro jugador.
4. Debe eliminarse, en todo lo posible, la rudeza en el
juego.
5. Las “metas” (aros) deben ser horizontales y elevadas,
quedando por encima de las cabezas de los jugadores
La alegría de todos
Espero que todos en Argentina sientan tanto orgullo y
alegría como nosotros acá en Beijing!. Qué momento! Es
imposible de describir todo lo que sentimos. Tenemos la
medalla nuevamente colgada en el cuello. Flamea otra vez
nuestra bandera en el podio. Es increíble, trabajamos
mucho para esto, pero créanme que es increíble! Uno
nunca se acostumbra a ganar, siempre siente la
adrenalina y la emoción como la primera vez. Lo que
cambia es que el paso del tiempo nos permite entender lo
complicado que es estar en un podio olímpico. Es un
lugar sólo para elegidos, y por suerte Argentina está
bien arriba.
Completamos un ciclo de cuatro citas mundiales ( Mundial
de Indianápolis, Juegos Olímpicos de Atenas, Mundial de
Japón y Juegos Olímpicos de Beijing ) con presencia
dentro de los cuatro mejores equipos del planeta.
Medalla de Oro en Atenas, Medalla de Bronce en Beijing,
Subcampeones en Indianápolis y cuartos en Japón. Un
recorrido impensado para el básquetbol argentino hace
algunos años atrás. Pero este equipo lo hizo posible.
Nos sobrepusimos con el tiempo a los recambios, las
adversidades y mantuvimos un espíritu de grupo y un
hambre de gloria que nos ubicó en la elite del
básquetbol mundial. Estamos muy orgullosos. Ver la
camiseta celeste y blanca en lo más alto es toda la
gloria por la cuál competimos, nos esforzamos y
sacrificamos. La gloria, nuestro gran objetivo!!
Beijing fue una prueba de fuego. Llegamos con un equipo
diferente, varios lesionados y una preparación que
habría dudas entre nuestros seguidores. Para colmo
arrancamos el torneo con una derrota. Pero cuanto más
difícil la parada más sólido se pone este grupo.
Crecimos y explotamos durante el torneo. Mantuvimos la
humildad y el espíritu combativo de siempre y en los
momentos justos jugamos un buen básquetbol. Y así lo
logramos. Estamos en el podio.
Nuestro último juego lo disputamos sin nuestro líder (
Manu Ginóbili ), con el Chapu Nocioni en un pierna y con
un equipo que venía cansado y con muchos minutos de
juego acumulados. Y fue ahí donde apareció otra vez el
hambre, el juego de equipo, la solidaridad y las ganas
de tener la medalla. Lituania fue muy duro, pero más
duros fuimos nosotros para ellos.
Debemos valorar lo conseguido en estos años. Muchos
países anhelan las victorias de Argentina y pocos lo
consiguen. No es fruto de la casualidad sino del trabajo
y la convicción, pero también es cierto que no es fácil
encontrar una generación como la nuestra. Crecimos como
un grupo de amigos que se divierten jugando y ganando. Y
así continuamos. Es un placer para nosotros cada torneo,
cada concentración. Vivimos de ponernos objetivos bien
altos y desafiar la lógica. Nos alimenta la búsqueda de
la gloria y el orgullo de estar bien arriba. Estamos
convencidos que con unión y trabajo todo es posible y
esperamos que nuestra gente así lo entienda.
Nos sentimos muy queridos y respetados y sepan todos que
para nosotros en “impresionante” vestir la camiseta de
la Selección Nacional. Todos somos profesionales y
durante el año jugamos en las mejores ligas del mundo
con buenos contratos y una calidad de vida que ojalá
pudieran tener cada uno de los habitantes de nuestro
país. Pero más allá de eso, cuando uno se pone la
celeste y blanca juega por cada una de las personas de
Argentina que día a día se levanta, trabaja y se
esfuerza para que nuestro país siga funcionando. Para
todos ustedes son nuestros triunfos.
Estamos orgullosos de ser Argentinos. Espero que
ustedes también lo estén de nuestra Selección.
Carlos Delfino para Clarín
El saber acerca del básquetbol: el misterio que separa a
los entendidos de los ignorantes...
Recientemente en un foro, se insinuaba un bonito debate
que se apagó casi antes de nacer. Se discutía qué es eso
de saber de Baloncesto y dónde reside el misterio que
separa a los entendidos de los ignorantes. Casi nada.
No es la primera vez que el debate asoma. Ni será la
última. No mientras sea más frecuente de lo deseable que
la valoración de un sujeto, mucho antes que rebatida,
sea descartada de inicio no por el contenido de la
ponencia sino por la presunta condición del ponente, a
quien se llega a objetar tanto no saber como no poder
saber. Del mismo modo sucede que las opiniones con más
fuerza rechazadas suelen ser contrarias a la corriente
de opinión generalizada. Y aunque sea razonable oponerse
a un disparate, demasiado ocurre que aquello que se
ignora sea condenado de antemano. Así se acusa al
ponente de ignorante.
Y cabe entonces preguntarse no tanto los motivos por los
que una inmensa porción del público queda de este modo
silenciada, sino algo mucho más crucial: qué se precisa
para demostrar que, en efecto, se sabe de Baloncesto. Se
trata, en el fondo, de una cuestión mucho más compleja
de lo que parece. El Baloncesto es una actividad
demasiado rica, universal y voluminosa, por lo que
abordar con honestidad este asunto excede con creces la
extensión de estas líneas. Sin embargo es posible
delinear una silueta del conocimiento que ayude a
separar el grano de la paja. O más concretamente: a
seleccionar el grano. De entrada, el saber en el
Baloncesto debería ser formulado por medio de tres
preguntas:
1- Qué es saber de Baloncesto.
2- Quién sabe de Baloncesto.
3- Quién decide quién sabe de Baloncesto.
Nos quedamos con la primera, sin duda la más importante,
porque todas las respuestas se hallan implícitamente
recogidas en ella. Así pues: ¿Qué es saber en el
Baloncesto? ¿Qué se precisa para ello y cómo reconocer
el saber?
En el Baloncesto coexisten muy diferentes grados de
saber que van desde la básica comprensión del juego de
un aficionado medio a la profundidad cognitiva del
investigador más experto. Entre ambos extremos media una
escala infinita de saberes que son necesarios y
contribuyen a alimentarse los unos a los otros. El saber
en el Baloncesto es poliédrico. Hay saberes que viven
instalados en una sola cara y saberes que precisan de
todas ellas. Pero en todo caso hablamos de saberes
recíprocos, no excluyentes. Y es equivocado o responde a
interés blindar jerarquías entre ellos. Así es frecuente
la postura que tiende a menospreciar el saber
enciclopédico como abriendo una disyuntiva
irreconciliable entre la erudición y la presunta
sabiduría. “Usted conoce muchos datos, pero no sabe de
Baloncesto”. De igual modo el pedagogismo típico de
algunos entrenadores propende a despreciar el saber que
no posee fines prácticos, utilitarios o profesionales.
“Usted no es entrenador: no tiene nada que enseñarme”.
Son, en el fondo, actitudes que buscan arrogarse el
conocimiento del juego en exclusividad. Lo curioso es
que el proceso no acontece a la inversa: el investigador
no dice que el entrenador no sepa. El investigador no
excluye a nadie. Porque si lo hiciera estaría negando la
oportunidad básica que precisamente le ha conducido a
creer en la democracia del conocimiento mediante la cual
su saber es posible.
Para afrontar la cuestión del saber en el Baloncesto, es
conveniente abrir una serie de grandes campos de
conocimiento. Inicialmente es posible hacerlo en siete
que a continuación pasamos a describir:
1. Práctica. El saber lúdico.
2. Enseñanza. El saber docente.
3. Instrumentación de la práctica. El saber profesional.
4. Escrutinio. El saber demográfico.
5. Teoría. El saber interpretativo.
6. Historia. El saber narrativo.
7. Los saberes accesorios.
1. Práctica. El saber lúdico.
Concierne en lo fundamental a los jugadores de toda edad
y condición, desde el adolescente que comienza a
descubrir los misterios del juego al veterano de élite.
Porque jugar es saber. Igual que vivir es aprender la
vida, jugar es aprender el juego. Digamos que una
porción fundamental del saber el Baloncesto pertenece de
raíz a su práctica. Se trata de conjugar el juego en
primera persona.
El saber del jugador no sólo se verifica jugando. Cuando
éste adopta el papel de espectador su percepción se verá
dramáticamente alterada. La familiaridad con lo que
observa le hará experimentar un estado mental muy activo
a través del que proyecta su saber a la escena,
comprendiéndola primero y estableciendo una muy curiosa
relación con los jugadores, con quienes comparte
aciertos y errores, y comprende y hasta intuye su
quehacer. Acusa entonces una diferencia muy pronunciada
con el espectador advenedizo o, en el caso más extremo,
con el espectador virgen. La diferencia entre ambos
estriba en un grado muy distinto de saber que se expresa
a través del entendimiento más básico del juego.
Sin embargo, saber no es dominar el saber plenamente.
Por eso no todo jugador es un experto ni tiene por qué
serlo. La práctica del juego tan sólo establece el
primer paso hacia el saber. De modo que incluso el más
torpe jugador imaginable cuenta con un seguro y
silencioso bagaje que permite, en su doble papel de
jugador y espectador, una comprensión razonable del
juego. Aquí reside entonces el primero de los saberes
del Baloncesto y posiblemente el más hermoso.
2. Enseñanza. El saber docente.
Atribuido por lo general a todos aquellos sujetos que
imparten magisterio del juego en sus primeras fases. Son
en su mayoría los llamados entrenadores de formación,
gentes que a menudo de manera incondicional y
desinteresada transmiten sus conocimientos a los más
jóvenes con un primer propósito de orientación. Aprender
a botar, aprender a tirar o aprender a pasar,
representan un conjunto de principios básicos que se
aprenden, además de jugando, recibiendo el conocimiento
de esos primeros maestros que corrigen, orientan y
básicamente enseñan. Se trata de una serie de enseñanzas
muy tiernas pero no por ello menos importantes. Si el
primer saber, el jugar, es un saber activo éste lo será
doblemente. Porque nadie podrá correr sin haber
aprendido antes a caminar.
En realidad, no es necesario ningún carné de entrenador
para impartir una serie de nociones que, sólo en un
principio, es posible transmitir con éxito. Un buen
aficionado o alguien con gran devoción y entusiasmo por
el Baloncesto, cualquiera que lo haya practicado durante
algún tiempo, es capaz de facilitar a un niño esos
primeros pasos que, en fases posteriores, trascenderán
con creces la labor del maestro. Porque el saber es
geométrico se trata de una lógica inquebrantable. Es
raro que un alumno de educación básica corrija al
maestro de quien recibe la clase. Pero un doctorando
contará con un bagaje de saber lo bastante grande como
para poder oponer resistencia crítica al saber del
maestro. Es célebre el caso de Jordi Bonareu al
contravenir las recomendaciones de sus técnicos
perserverando en solitario en replicar la técnica de
lanzamiento de Jerry West con un éxito en este caso
atribuible al saber del alumno. Y de igual modo la
ventaja como alumno que representa Ricard Rubio termina
por dotarle, a pesar de su edad, de una cierta
autonomía. En esta fase avanzada maestro y alumno forman
ya parte activa del saber el juego. Los dos son
entidades por fin autónomas. El saber lo habrá hecho
posible. Y no han sido pocas las grandes estrellas de
nuestro deporte para quienes las figuras más influyentes
de sus vidas deportivas fueron estos primeros maestros
que el reconocimiento público de costumbre olvida, lo
que termina por añadir a este saber un componente
altamente ético.
3. Instrumentación de la Práctica. El saber
profesional.
Posiblemente el momento más crítico del saber o el saber
en estado sólido: la etapa en que el saber adquiere un
sentido forzosamente utilitario al estar sometido a los
imperativos de la profesión. La llamada instrumentación
de la práctica corresponde a los llamados entrenadores
de élite. Una vez los jugadores han atravesado todas las
fases previas del saber terminan por orientarlo a su
propósito último: la victoria en la alta competición.
Para favorecer esa necesidad el Baloncesto estableció
inicialmente un régimen de gobierno presidido por los
entrenadores, que harán las de tutores sobre el destino
de los jugadores. Este primer destino extiende la
influencia maestra en todas las direcciones y amplía el
valor de su saber al límite de lo humanamente posible.
Sin embargo, este sentido ideal está condenado al mismo
tiempo por otro destino, el de los equipos, y así el
saber constriñe su camino como un embudo hacia una sola
dirección: la victoria. Todo cuanto quede fuera de ella
será para este género de saber un saber evitable.
Un entrenador de élite es, por definición, un experto
del juego. Su saber es inmenso. Pero todo él es un saber
estratégico. Está orientado no ya a la consecución de
unos fines sino a la consecución de uno solo. Y aunque
lo más valioso de la carrera deportiva de un entrenador
discurra en la constante interacción con el juego y los
jugadores, el objetivo único de su profesión, ganar,
hace de los entrenadores instrumentos cuyo saber sólo
adquiere sentido en una dirección muy concreta. Por eso
el saber de los entrenadores, contrariamente a lo que se
piensa, no concentra el total de los saberes del juego,
sino una sola parte. Del mismo modo que un entrenador es
un experto del juego no tiene por qué serlo en aquellos
otros legítimos saberes del Baloncesto que le son del
todo improductivos o para los que su profesión no
encuentra utilidad concreta, como serían clasificar las
mecánicas de lanzamiento, interpretar un ciclo histórico
en una liga remota, conocer la biografía deportiva de
una estrella o estar al tanto del mercado joven de otro
continente. Hay entrenadores que penetran dignamente en
el terreno teórico al tiempo que hay otros muchos a
quienes no se conoce la existencia de una sola línea. El
carácter de su profesión les libera de todo saber que no
atañe a sus exigencias más inmediatas, que colman casi
la práctica totalidad de su tiempo. Como su saber es
estratégico y está sometido a los imperativos de la
victoria, el entrenador concentra sus esfuerzos en los
entresijos del juego conjunto, de los que su ciencia es
la táctica. Por eso no es equivocado definir al
entrenador de élite como un cirujano táctico del juego.
El entrenador es al Baloncesto lo que el compositor a la
Música. Y el sentido común no dice que el saber de la
Música sólo concierne a los compositores.
4. Escrutinio. El saber demográfico.
Aunque existe desde siempre se trata de un saber de
desarrollo propiamente moderno. De un tiempo a esta
parte el Baloncesto se ha dotado de cuerpos de
prospección del talento a lo largo y ancho del globo.
Para que ello sea posible los llamados ojeadores –el
scouting internacional– deben contar por sí mismos con
otra destreza, el olfato para percibir y anticipar el
talento, que sólo el escrutinio prolongado y masivo de
cientos y cientos de jugadores, en la práctica,
proporciona. Y aun con ello el margen de error es
enorme. Porque hablamos de un saber intuitivo que, más
allá de la profesión del scout, extiende su influjo a
todo avezado espectador del juego, del asiento de grada
al entrenador de élite. El común denominador que permite
compartir esa escala es precisamente un tipo de saber
contemplativo. Un tipo de saber, íntimo y silencioso,
que una experiencia lo bastante voluminosa como
espectador del juego y los jugadores favorece a
acumular. El espectador que distingue al bueno del malo
es el primer catador del juego que, en sus fases más
avanzadas, darán en el ojeador profesional. Esta
percepción del instinto hace del saber demográfico una
condición mucho más común que cualquier otra. Sólo que a
diferencia del aficionado, el profesional se ve mucho
más obligado a concentrar su visión en jugadores
nonatos. El draft es la expresión material más definida
de este saber de caza.
5. Teoría. El saber interpretativo.
La más vasta de las disciplinas del saber y
paradójicamente la más desconocida. El estilo del mundo
que conocemos, dominado por el espíritu de la
competencia, convierte al Baloncesto en una de tantas
actividades pendulares de la que sólo parece importar
quién gana y quién pierde. Se trata de una grave miopía
social que en el mundo del deporte adquiere su más cruda
expresión. La estadística como saber numérico, el
arbitraje como estudio, el reglamento como praxis, la
estética como envoltorio de la acción, la técnica y sus
formas, la observación y el estudio de las diferentes
culturas del juego, la sociología de jugadores y
equipos, los misterios de la gimnástica aplicada, el
curso histórico del Ethos, la adhesión pública y, en
suma, todo saber especulativo aunque improductivo
pertenece al fascinante universo de la Teoría. Recoge
ésta un saber tan ilimitado que todo aquello que pueda
ser conceptuado pasará a formar parte del conocimiento
legítimo del juego. Será un saber nuevo o la
profundización de uno viejo. Pero un saber de pleno
derecho. La diferencia básica entre un entrenador de
élite y un investigador reside en que aquél es un
experimentalista y éste un teórico. Aquél necesita
probar sus teorías por medio de la más cruda selección;
éste no precisa de esa demostración sino del debido
rigor especulativo. Por ello el investigador es más
libre, más explorador, pero al mismo tiempo más humilde,
pues el grado de su éxito o fracaso no es comparable al
que experimenta un entrenador de élite ni se mide en la
tangible disyuntiva de victoria y derrota. El teórico no
es un mercenario del marcador ni la verificación de su
saber tendrá que pasar el peaje de los resultados de
doble cara. El entrenador, mal que le pese, sí.
Así los intelectuales, de condición muy remota a los
informadores, suelen ser las primeras víctimas de la
terrible simplificación real en que el Deporte vive
instalado. Su existencia es escasa y nada contribuye a
invertir el proceso cuando ellos mismos tienden a
percibir más penosamente su privación de status, y se
sienten, doblemente aislados e inútiles bajo el régimen
de urgencia informativa que países como España han
establecido sin encontrar la menor resistencia o
alternativa. Son observados con recelo porque muévense
en un mundo de ideas, doctrinas y saberes que nadie
demanda. De ahí que además de improductivo, su saber
siga instalado en la penumbra del reconocimiento cuando
ninguna figura más útil que el intelectual para
emprender el llenado de vacíos teóricos que ni el
jugador, ni el formador ni el resultadista, van a tener
voluntad y tiempo de alumbrar. La participación de los
intelectuales en el Baloncesto brilla por su ausencia,
su influjo es inexistente o, a lo sumo, resulta marginal
o anónimo. Nadie conoce a los investigadores de las
técnicas de salto en el atletismo o al ideólogo de un
sistema de competición. Ambos habrán fraguado sus
creaciones en la soledad del despacho con la esperanza
de que sus obras vean la luz o dormiten, a lo sumo, en
el mohoso silencio de alguna estantería. Salvo honrosas
excepciones los Theory Contributors son, hasta el
momento, una de las asignaturas pendientes del
reconocimiento público del Baloncesto como saber
universal.
Debido a la inconcebible magnitud de su posible alcance
y no obstante las construcciones teóricas ya erigidas,
la teoría en el Baloncesto es por todo ello uno de los
saberes más embrionarios aun a estas alturas de la
historia. Hay sin embargo un saber interpretativo que en
su versión más afortunada adquiere el rango de
profesión. Se trata de la figura del analista, un sujeto
necesariamente dotado de ilustración y talento. Ello
obliga a que el analista no sea un mero informador. Sino
un alquimista de la información –de toda ella– que toma
el pulso de la actualidad para dotarla de forma y,
llegado el caso, anticipar devenires. De entre todas las
complejas tareas que le tocan, una de las más
impopulares es sin duda la de hacer las de crítico con
jugadores y equipos. Topa entonces con la hacienda de
jugadores y técnicos. Y aunque ésta no debiera ser su
primera función, sí que resulta ineludible. Estados
Unidos es hasta la fecha el paraíso de teóricos y
analistas. En otros países esta figura brilla por su
ausencia no dándose intermediarios entre los
protagonistas del juego y la masa pública. Ésta no la
demanda y aquéllos difícilmente la aceptan. En España la
presunta figura del analista se confunde históricamente
con entrenadores y ex jugadores, aunque muy a menudo ni
unos ni otros cumplan con alguna de sus premisas.
6. Historia. El saber narrativo.
Posiblemente el pilar sobre el que se asientan todos los
demás saberes. Porque sólo a través de la historia es
posible que el saber de hoy tenga valor mañana. Y aunque
hablamos de un saber teórico aparecen sus procesos y
confines tan delimitados que por sí misma la historia
representa un conocimiento autónomo y distinto a los
demás. En primer lugar la historia no es sólo
documentación ni el historiador un notario de ella. La
documentación, los datos, los hechos, son infinitos.
Sólo al historiador cabe la responsabilidad de dotar al
hecho de su condición histórica. Todos los equipos y
jugadores, todas las ligas y torneos, por el mero hecho
de haber existido, son y representan la materia prima
viva de la historia. Todo es historia. Por eso la
prospección de datos, el conocimiento de lo
verdaderamente relevante, confiere a la historia el
valor de conocimiento básico para entender, en nuestro
caso, el Baloncesto como proceso histórico. Cuando
ojeamos el palmarés de una liga, de sus campeones o
galardonados, no vemos más que un automático listado de
nombres. El saber histórico dota de sentido a esos
nombres y abre en cada uno de ellos una historia
particular que, en conjunto, favorece la comprensión del
presente. A tal punto es así que la celebración de una
victoria actual sin el conocimiento del pasado sólo es
posible al sujeto que, antes que aficionado al
Baloncesto, lo es a la filiación de unos colores. La
realidad del Deporte vive instalada en un absurdo del
que rara vez se da cuenta. Mientras acontece su mundo
está repleto de episodios. Cuando termina sólo parece
prevalecer un campeón, un nombre y una línea más que
añadir a un palmarés que no deja de crecer favoreciendo
la atomización de los recién llegados. Ya se encarga la
actualidad de desplazar lo ocurrido y sepultarlo casi de
inmediato en las profundidades de la historia. Pues aquí
es donde el saber histórico adquiere su sentido
fundamental: más allá de narrar lo acontencido se
encuentra su rescate. Y rara es la vez que el rescate de
la historia carece de interés. La historia es más
necesaria aún que el presente. Aquella permanece y éste
no hace más que morir para pasar a engrosar sus filas.
El saber histórico ni muchos menos corresponde en
exclusiva al historiador. Se pide que el aficionado
medio posea un mínimo conocimiento histórico sin el cual
el presente no se comprenderá del todo y sus
particulares saberes carecerán de raíz. Es difícil
comprender la euforia del actual Real Madrid sin conocer
los años de desventura que preceden a su triunfo y que a
su vez suceden a una dinastía prolongada durante
décadas. Sin la historia no se comprende ese sentido de
resurrección. Asimismo la victoria de San Antonio queda
disuelta en el acontecer de una noche si no se comprende
el verdadero valor que supone obtener un cuarto anillo
en nueve años y el porqué cuatro anillos en nueve años
encierran un valor tan inestimable. Y lo mismo es
aplicable a jugadores, entrenadores y demás
protagonistas del acontecimiento histórico. La historia
es el referente a través del que calibrarlo todo. Un
buen aficionado al Baloncesto no debería carecer de un
mínimo conocimiento del pasado. Y pasado es todo cuanto
terminó ayer. He aquí un saber ineludible que Internet
ha terminado por relativizar. Porque no se trata de
recitar un interminable desfile de nombres. Se trata de
insuflar una poca vida a cada uno de ellos o al grupo en
conjunto o al momento de la historia en que dieron. A
fin de cuentas, comprensión. No enumeración.
7. Los saberes accesorios.
Hay otros muchos saberes que, sin dejar de tener su
importancia, no conciernen exclusivamente al Baloncesto
sino a otras muchas actividades cuyo común comparten.
Estos saberes guardan una relación premeditada con el
juego pero no son propiamente el juego. La boda de un
jugador en verano o las cláusulas particulares en la
negociación de un contrato representan saberes
accesorios que tienen al Baloncesto como accidente y no
como fundamento. Los agentes y representantes de
jugadores, los presidentes y propietarios, con contadas
excepciones, no poseen ningún saber relacionado
directamente con el Baloncesto ni tienen por qué.
Contrariamente a Mendoza, Querejeta experimentó diversas
fases del saber y, asimismo, los conocimientos de Ortega
o Paniagua deberán preceder a su profesión de
mercaderes. Y es que hablamos en general de gestores de
sujetos-asalariados (no jugadores) y entidades-empresas
(no equipos) que guardan con el juego la misma relación
que un banquero con el dinero. Lo gestionan y
administran. Pero tanto lo pueden hacer con jugadores
como con operarios metalúrgicos. El Baloncesto es para
ellos el solar que explotar racionalmente. La presencia
del dinero en el Baloncesto concierne al papel
profesional que este deporte, como cualquier otro,
adquirió hace demasiado tiempo. Y donde hay profesión
hay empresa. Por lo que toda relación económica variará
según la particular política de cada una de las
competiciones y organizaciones que lo vean desarrollar.
Sin embargo, vive hoy el Baloncesto un tanto enfermo de
veneración a las relaciones económicas que permiten la
transacción de jugadores y equipos, al deporte como
Monopoly. No es nada infrecuente que los jóvenes
aficionados se recreen hasta en la más oculta de las
cláusulas contractuales de los jugadores. Ello no es
nocivo. Lo es cuando el jugador, bajo esa óptica
morbosa, desaparece como sujeto deportivo para
travestirse en mera moneda. Asimismo las informaciones
que atañen a la vida privada de los jugadores o
cualquier otro miembro del entorno del Baloncesto,
siempre y cuando estos hechos no influyan de un modo
decisivo en su papel profesional, serán saberes
accesorios al juego. Podrán ser muy relevantes como
sociología. Pero absolutamente prescindibles en lo que
al Baloncesto respecta. Los representantes de modas y
firmas deportivas protagonistas, el papel técnicamente
instrumental de mesas y anotadores, los diseñadores de
calzado específico, la quirurgia prolongada del
fotógrafo profesional y hasta la experiencia personal de
los habituales cronistas, amplían el conocimiento
accesorio hasta el infinito. Así el curioso deberá
asomarse a alguno de estos saberes menores para
profundizar en algún saber mayor.
Estas son, en definitiva, las siete grandes categorías
del saber en el Baloncesto. Sin embargo, es más que
posible que todo resulte mucho más sencillo para
reconocer el saber de este deporte. A veces es
suficiente prueba el querer saber y tener algo que
decir, por pequeño que parezca. A veces es suficiente
con saber que uno ama verdaderamente este juego.
Fuente: Autor: Gonzalo Vázquez - Publicado en
Basketme.com
El conflicto del campo y sus efectos en una competencia
de básquetbol
Créanme. Nunca
encontré, en una reunión de la Asociación de Básquetbol,
un desánimo tan grande de los dirigentes con relación a
la situación que les toca vivir para sostener al
básquetbol. Debo aclarar que este año hemos apostado a
realizar una actividad hasta ahora nunca alcanzada. Todo
ello con la muy buena disposición de los clubes. Ante
todo este año, felizmente, contamos con ocho clubes que
presentan minibásquetbol, y son siete los clubes que
presentan categorías Mayores. Todo un logro por parte de
los dirigentes zonales. En base a ello, y con el
entusiasmo que todo esto nos trasmitía, pensamos en
dividir el año en dos partes y programar actividades
similares para ambas segmentos, dejando también tiempo
para que los clubes que decidieran participar en la Liga
Cordobesa de Básquetbol, allá por noviembre, también
pudieran hacerlo, sin dificultades de superposición de
actividades, Todo fue programado. Hasta en
minibásquetbol inauguramos una forma de participación
con visitas y devolución de visitas entre los ocho
clubes y con un cierre para fin de año con invitación a
clubes de otras asociaciones (esto hace dos años que lo
hacemos).
Por supuesto que todo este cúmulo de actividades imponía
a los dirigentes un gran esfuerzo. De todos modos todos
lo aceptaron y se estaba llevando a cabo con notable
cumplimiento, éxito y satisfacción de parte de todos. A
todo esto debemos sumarle la participación de los
jugadores de la Noreste en las cinco selecciones según
está programado el calendario federativo. De manera que
en la primera parte del año programamos 14 fechas
para la categorías mayores más los correspondientes Play
Off, al mejor de tres, en Semifinales y
Finales. También para Juveniles, Cadetes e Infantiles,
categorías en las que solo participan cinco
clubes, programamos definiciones al estilo Final Four,
entre los cuatro clubes mejor clasificados. De igual
modo, programamos algo similar, para la segunda mitad
del año. Como verán, una gran cantidad de competencia.
Sin embargo anoche, jueves 19 de Junio, en una
reunión del Consejo Directivo de la Asociación,
realizada en la localidad de Marull, como quien dice, se
nos dio vuelta la torta. Como dije al principio, nunca
encontré a los delegados tan desanimados con la
situación reinante a raíz del conflicto del campo.
Prácticamente se les cayeron todos los colaboradores,
aquellos fieles que contribuían con sus aportes
semanales o mensuales para sostener las erogaciones de
los clubes. Esos aportes son parte de la redistribución
del ingreso que tanto se pregona. En nuestros pueblos la
gente colabora para que las cosas mejoren, sin necesidad
que venga alguien a decir como redistribuir los ingresos
en cada región. La redistribución se produce de manera
espontánea y dirigida, siempre, a cosas que son útiles a
la región. Dejemos así las cosas, y que no nos impongan
como progresar.
Por otro lado, los cortes exigían a los dirigentes un
tremendo esfuerzo para coordinar los viajes no solo de
sus jugadores, muchos de ellos estudiando en la ciudad
de Córdoba, sino también de los Directores Técnicos y de
los árbitros, puesto que los cortes de rutas obligaban a
aguzar increíblemente el ingenio para poder llegar a
destino, y también regresar, no solo para la oportunidad
de los partidos, sino también, y sobretodo para los
entrenamientos, los cuales muchos dejaron de realizarse.
En fin, un panorama inédito hasta hoy, y con la
posibilidad cierta de que no mejore por mucho tiempo,
sobretodo en lo que hace a la obtención de los volúmenes
de aportes que son necesarios para sostener tanta
actividad. Nadie confía que el desgaste y el retroceso
al que se llegó, con este parate, se pueda recuperar en
menos de un año.
Además, nadie confía que el reclamo del campo sea
satisfecho, y se espera que de una u otra forma las
retenciones van a quedar, quizás reducidas en un mínimo
porcentaje, en el mejor de los casos, pero siempre
significarán una retracción de parte de los productores,
que son los que colaboran con toda la comunidad y con el
desarrollo de los pueblos, generando trabajo, y
reteniendo a la juventud y evitando que la gente se
refugie en las grandes ciudades, como ha sucedido muchas
veces.
Por tal razón, a mitad del río, la Asociación de
Básquetbol Noreste debió modificar, reduciendo sus
competencias, alterar los fixtures, sobre lo que está en
desarrollo y, para la segunda mitad del año, achicar en
gran medida la competencia.
Esto es lo que lamento profundamente. Me siento golpeado
y consternado, por todo lo que está pasando. Estas son
las lamentaciones que quería trasmitirles, aclarando que
lo hago en forma personal.
Néstor Chiantore (secretario de la Noreste de
Básquetbol)
Anécdotas y locuras detrás de una pelota
Lionel Simmons primero y
luego Derrick
Mckie no pudieron jugar
algunos partidos a causa una dolencia provocada por
una particular causa: en el caso de
Simmons dos partidos y
en el caso de Mckie
siete debido al exceso de videojuegos, lo que les
produjo una tendinitis.
Bill
Russell ganador de 11
títulos en 13 temporadas
con los Celtics de Boston tenía como
manía vomitar antes de
cada encuentro,
lo hizo mas de 1.100 veces.
El excelente base de la década
de los 50 y 60 Bob
Cousy ganador de varios
títulos con los Boston
Celtics regreso luego de
6 años y medio de estar sin jugar para disputar 4
encuentros con los Royals
de Cincinatti.
Quintin
Dailey realizó lo
siguiente: durante el segundo tiempo de un partido
contra los Spurs le
pidió al que
recogía las pelotas que
le fuera a pedir 5 dólares
a algún periodista para
comerse una pizza. La pizza luego de un rato llego a
sus manos y se la comió
en la banca para diversión
de los que estaban con él.
La final entre Estados Unidos y la
Unión
Soviética de Munich 1972
terminó 50-49 a favor de los
americanos . Sin embargo, debido a una
protesta Soviética, los
árbitros concedieron una
jugada mas en la que la Unión
Soviética encestó,
ganando 51-50. Los americanos no se presentaron a la
premiación y las medallas de plata están todavía en
Suiza en custodia del Comité
Olimpico.
En los Washington
Bullets en 1987-1988 jugaron juntos un
jugador de Manute
Bol y "Mugsy"
Bogues. Entre ellos había una diferencia de estatura
de 72 centímetros.
El gran Kareem
Abdul
Jabbar tenía que fumar
marihuana medicinal debido a que sufría de
una fuerte migraña.
Buscadores Eternos
Mirando la máquina en frente, silenciosa compañera de
rutina, sobrevuelan en el ambiente algunas inquietudes y
preguntas que surcan el espeso aire del cuarto gris y
buscan formas diversas ante la perplejidad del abismo
reinante;
con la marcada indefinición de ser finalmente
respondidas. Y así se plasman concretamente para ser
parte de la grandiosidad inconmensurable que adopta el
fenómeno global imperante…
¿Existe ese contexto perfecto que implique que dejemos
de ser buscadores eternos…?
Buscamos felicidad, buscamos una estimulante
tranquilidad interior en una dimensión que parece
regirse con el creciente poder de las bestias.
¿Encontraremos algún día comprensión, el origen del “por
qué” hacemos lo que hacemos y sentimos como sentimos?
¿Sabremos algún día por qué nos duele la carne en cada
tropiezo, por qué flotamos de algarabía en cada pequeño
objetivo cumplido y automáticamente, en una pequeña
fracción de tiempo, volvemos a formar parte de la
nada…ante cada adversidad?
Los buscadores eternos no bajamos los parpados,
avanzamos con torpeza pero
con una pasión inexplicable en la ruta donde circulan
tantos seres similares a nosotros, con iguales o distintas
metas,
con sueños entrelazados, con dolores sangrantes. Somos
uno más en la numerosa manada, estamos plenamente
inmersos en el incesante trajinar de los buscadores
eternos, cargando la cruz que implica que
posiblemente…nunca dejemos de serlo…
"Busca la libertad, don tan preciado como sabe aquel
quién por ella da la vida".
Dante
L.M.S
Una reflexion sobre el minibasquet
Desde hace más de diez años que trabajo para el
Comité Sudamericano de Minibásquetbol y el
Comité Argentino de Minibásquetbol de la
Confederación Argentiona de Básquetbol como
instructor. He dictado cursos de capacitación en
casi toda América y en casi todo mi país. En
todos estos años, al hablar del Minibásquetbol
siempre aparece la misma pregunta:
¿Deberían los niños hacer un Minibásquetbol
competitivo?
Y esta pregunta me la han hecho estudiantes,
entrenadores, dirigente y padres. No importa el
lugar dónde estoy, la pregunta vuelve y vuelve.
Mi respuesta ha ido variando a través de los
años. Cuando comencé como monitor de
Minibásquetbol a los dieciséis años, la
respuesta era “si, debe ser competitivo” (¡la
inexperiencia de la juventud!).-
Unos años después, a medida que me fui
capacitando a través del estudio y la
experiencia mi opinión fue cambiando. Luego de
pensar bastante en el tema y de responder a esta
pregunta cientos de veces, me queda una
reflexión:
¿Qué nos pasa a los adultos?
¿Es que acaso nos resulta tan difícil comprender
que el niño necesita crecer sano física y
mentalmente? ¿Qué no necesita que le traslademos
nuestras frustraciones, nuestra necesidad de
acrecentar nuestra propia autoestima, nuestra
“imperiosa obligación” de escalar posiciones
sociales de cualquier tipo a costa de cualquier
cosa? El niño, querido amigo,
necesita crecer sano y feliz.-
En este mundo tan difícil, dónde las carencias
económicas, sociales y afectivas están a la
orden del día, la niñez, ese preciado tesoro,
ese hombre del futuro, se está formando.-
Depende de nosotros, los adultos, padres
dirigentes y maestros, saber ayudarlo a crecer.
Sus necesidades, a veces, no son compatibles con
nuestro “marketing”.-
El niño necesita del juego tanto como del
estudio y del afecto. No necesita la frustración
de una derrota que los adultos no sabemos cómo
sobrellevar, pero tampoco necesita de un triunfo
sobredimensionado.-
El niño necesita jugar, simplemente jugar, y a
través de ese juego aprender. Aprender el
lenguaje de su cuerpo, aprender a ser compañero,
a compartir, a ganar y a perder...
Dentro de estos cánones la competencia no es
mala, de hecho, el niño desde que sale del
vientre de la madre está compitiendo. Competir
adecuando las circunstancias a las necesidades y
posibilidades del niño no es malo.-
Todo este proceso el niño debería asumirlo con
naturalidad, como algo más dentro de su vida,
algo lindo, algo útil, algo que forma parte del
juego.-
A edades tempranas el niño no está preparado
emocionalmente para recibir las presiones de los
adultos. Su autoestima va de la mano de la
opinión que sobre él vertimos los adultos, su
entorno, los personajes que influimos sobre él.
El ganar o perder forma parte de su vida, pero
no debe determinarla a tal grado que lo
condicione.-
Han pasado los años y he cambiado la pregunta:
¿Deberíamos los adultos hacer Minibasquet
competitivo?
La respuesta es “no”, porque somos los adultos
los que no sabemos, en muchos casos, poner los
límites necesarios a esa competencia, tornándola
estresante, desgarradora, imbécil.-
¡¡Dejemos a los
niños crecer!!
Carlos Pampanini
A
la conquista de la señora gloria
En este imperioso y corto camino que es la vida
tratamos, en la medida de lo posible, salir airosos en
el balance global del acontecer cotidiano. Consiente o
inconscientemente buscamos la manera de encontrar una
especie de luz bendita que ilumine nuestro a veces no
del todo fácil sendero y en esta dialéctica entre lo
fácil y lo difícil deducimos que para algunos esta luz
es opaca y para otros, demasiada intensa. Cosas que se
desprenden de lo que significa la tarea de vivir... Y
así vamos y así nos trasladamos vertiginosamente de aquí
para allá montados en el ímpetu de conseguir "algo", de
llegar por lo menos a emparentarnos mínimamente con
esa bella y misterios señora que se caracteriza por
ofrecer mucha resistencia a aquellos que se atreven a
querer conquistarla: tiene un nombre simple, es la
gloria. ¿Insignificante término? Puede ser...pero no hay
dudas que encierra mucho mas que el propio significado.
Los seres humanaos poseemos una cara o faceta
tremendamente exitista. Eso queda claro. Siempre
tendemos a desplazarnos hacia sueños o anhelos de gloria
o felicidad partiendo desde la cuestiones mas mínimas
hasta las mas grandes. Es que necesitamos de manera
vital de la gloria, porque ella alimenta la llama
interna, esa que nos motiva a seguir desandando los
caminos, atajos y rutas y porque si la poseemos
rebalsamos de luz y nos mantiene eufóricos pero si no
está cerca.. el karma, lamentablemente, comienza
a gestarse.
En líneas generales la gran mayoría somos torpes
luchadores que pretendemos alguna día "mejorar la
técnica" y dejar de una vez por todas de pasar la
pelota para aprender a jugar y volcarla en al aro del
frente. Pero a ver...muchos tal vez piensen, al leer
estas líneas, que la gloria solo se remite a la
existencia de momentos formidables y llenos de grandeza
que pueden estar emparentados con un logro deportivo o
un titulo conseguido, lo que significaría un pensamiento
utópico de aquellos que quieren ganar siempre, cueste lo
que cueste...pero no...la reflexión va mucho mas allá.
Somos muchos los que pensamos que el verdadero sentido
de la gloria está en las cosas simples que luego se
hacen grandes y alcanzan dimensiones extraordinarias
para cada uno, aunque pasen desapercibidas para los
demás, sin embargo son nuestras. Porque la vida
misma es una búsqueda constante de cosas buenas aunque
la mayoría sean las del otro bando, es la búsqueda de la
gloria en los pequeños momentos...la señora gloria como
una ninfa difícil de conquistar, como una especie de
sirena que con su canto nos envuelve y nos lleva a otra
dimensión, que nos hace experimentar sensaciones
diversas y en ese conglomerado sensacional nos
encontramos "plenos", es cierto, aunque dure muy poco.
Hay quienes dicen que en
esta tarea hace
falta la ayuda del factor esfuerzo y de la señora
dedicación y tal vez, en algún momento, se logre
consumar la conquista. Lo importante es sentir y
levantar la bandera de que todos tenemos la posibilidad
de abrazar, aunque sea unos pocos instantes, momentos
gloriosos en lo cotidiano, si tener la necesidad de
levantar un trofeo... Todos podemos estar llenos de
felicidad interior, es un derecho inclaudicable y nadie
tiene la capacidad ni el privilegio de robarnos la
ilusión de hacerlo.
"El dinero sirve, pero la gloria sirve mucho
mas...es lo único que queda para siempre"
Diego A. Maradona
L.M.S |