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EL BASQUETBOL
 NUESTRO DE CADA DÍA

         

no todo está inventado 

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Ganar o Perder
En la sociedad hay gente noble, franca, y también hay oportunistas. Cuando hay derrotas es de unos pocos; y cuando hay victoria es de todos. Ese es un principio que hizo mucho daño. Porque nosotros podemos perder todos juntos.
Ganar si; pero perder siempre alguien en particular, porque la derrota es vergonzosa y humillante. Y así esta descripta, pero es mentira.
Si hay algo que tiene valor es no haber tenido una posición acomodaticia o demagógica frente a los episodios que me tocó vivir. A veces ser consecuente con la forma de pensar, no ceder a los atajos que aparentemente te ofrecen la bendición popular, se confunden con obstinación o capricho.
Uno tiene que hacer lo que corresponde, correr el riesgo. Estar orgulloso de lo que se hizo, no avergonzarse, hay muchos que se van posicionando de acuerdo a los resultados. Son ambiguos.
                                                                                                                 Javier Ielmini - Entrenador                            

Ganar o ganar esa es la cuestión?
Solía decir Antonio, muy a menudo con café de por medio, ¡Hay que ganar o perder pero con futuro! Y yo le agregaría… pero más Perder con Futuro.
Hoy vemos como en nuestra sociedad exitista y proclamadora de la victoria y el egoísmo, como el ganar pasa a ser la semilla fundamental  o basal del deporte y tristemente del deporte infantil, y más aún, vemos con dolor como ésta “ Máquina Destructora de Jóvenes Pensantes e Inteligentes”, se instala también en las categorías formativas.

De que me sirve ganar hoy?... magnificar el éxito y el triunfo en premini, mini, sub 13? Si mañana en sub 15, sub 17, sub 19 y hasta en primera no saben definir una entrada en bandeja con la mano inhábil, si no saben ubicarse en el campo respecto de mis compañeros y del rival, y si no tienen la idea de equipo y de conjunto y se transforman “en un terrible egoísta”, donde sólo le importa zafar, el Yo, sin pensar en el equipo, en el Nosotros.

De que me sirve ganar hoy?...si tengo la dicha de tener 30 o 40 chicos por categoría, y sólo juegan 15. Que hacemos con el resto?  Los tenemos para la cuota societaria nada más? O acaso alguno tiene la visión divina y celestial de ver que un chico de 9,10 o 11 años no va a servir para el deporte? Porque no los hacemos jugar? Por qué no los rotamos para que jueguen todos? Porque vamos a los encuentros, a los amistosos y a los partidos del torneo con los mismos? O no todos tienen las mismas posibilidades?

De que me sirve ganar hoy?..., crear, tener y también sostener  al Mini Campeón, al Mini Héroe, al Mini Ginóbili, si al año siguiente cuando le subimos el aro,  le ponemos una pelota más pesada y le cambiamos algunas reglas, sucumben en su propia frustración. Porque nosotros los adultos no los educamos, no los formamos, no le damos las herramientas necesarias para que ellos actúen y resuelvan positivamente, para el mañana, para el futuro.

De que me sirve ganar hoy?... si nos llenamos la boca hablando de Proyectos ( ésta la usamos seguido, está de moda ), los Magistrales y los Mega, letras transcriptas al papel con “ tinta de humo”, si después no los podemos cumplir, ni tan siquiera llevarlos a cabo. Porque no sólo plantearnos y trazarnos objetivos chiquitos, concretos, reales, que se puedan cumplir: “que tan sólo todos los chicos que llegan al club, no dejen, que todos tengan posibilidades de aprender y de jugar”. Sabían Uds., que un gran número de niños-jóvenes que dejan la activad deportiva lo hace porque se “aburre”?...Como es que ocurre esto si aquí es el lugar por excelencia del juego y la recreación. Sepan Uds. también  que en las categorías formativas esta la gran base, los cimientos, de la pirámide institucional (social y económica). Cuidémosla. Por qué no sólo que manejen las manos y las piernas inhábiles, por qué que sólo que coordinen sus pies, por qué no sólo pensar que  de aquí a 4 o 5 años pongamos un jugador de las formativas en primera, pero no para completar el banco, sino, como potencial jugador. Y por qué no tan sólo, solamente, que sea un “ tipo” respetuoso, educado, cordial; con los mayores, con sus compañeros, con sus ocasionales contrincantes.

De que me sirve ganar hoy?... si se cambia al entrenador año tras año, si no lo dejan trabajar y aplicar con tranquilidad y sin presión toda su sabiduría, sus metodologías, sus conocimientos y tan sólo le exigen resultados inmediatos. Su margen de error está expuesto sólo al ganar o, quedarse sin trabajo.

Dijo mi amigo Daniel en una oportunidad, “se evalúa sólo el suceso y no el proceso”, (me llevo UN TIEMPITO entenderlo) pero que gran verdad dijo.

Amigos, colegas y dirigentes, de que me sirve ganar hoy? Miremos hacia adelante, trabajemos para el futuro, que la derrota de hoy sea el punto de iniciación hacia el triunfo de mañana, que nos sirva para corregir, para replantear, para reformular, para aprender de los errores,

HAY QUE GANAR Y PERDER PERO… CON FUTURO, PERO MÁS PERDER CON FUTURO!

                                                                                                                                                       Javier Aiassa
                                                                                                           Prof. de Educación Física - Entrenador de básquet


La palabra de Marcelo Bielsa
Los momentos de mi vida en los que yo he crecido tienen que ver con los fracasos; los momentos de mi vida en los que yo he empeorado, tienen que ver con el éxito. El éxito es deformante, relaja, engaña nos vuelve peor, nos ayuda a enamorarnos excesivamente de nosotros mismos; el fracaso es todo lo contrario, es formativo, nos vuelve sólidos, nos acerca a las convicciones, nos vuelve coherentes.
Si bien competimos para ganar, y trabajo de lo que trabajo porque quiero ganar cuando compito, si no distinguiera qué es lo realmente formativo, y qué es secundario, me estaría equivocando.
Uno vive y necesariamente necesita jerarquizar virtudes, decir éstas son las virtudes que rescato en los demás y quisiera para mí, que respeto, que valoro. A mí el deporte me dio ese parámetro, yo aprendí por el deporte que la generosidad es mejor que la indiferencia, aprendí el valor de la significación del coraje, aprendí la importancia del esfuerzo y aprendí lo trascendente de la rebeldía.
Son los tres o cuatro elementos con lo que yo después traté de orientar mi vida. No necesariamente tienen que ser ellas las elegidas, pero sí es indispensable que uno sepa las virtudes alrededor de las cuales quiere vivir.
Estoy absolutamente convencido de que la fama y el dinero son valores intrascendentes. Pasa que claro, nos las describen con un peso tan significativo, que pareciera imposible resistirse a valorarlos. Creo que el espíritu amateur, el amor hacia la tarea, es el único que vuelve satisfactorio el tránsito por el trabajo. Cuando observo de qué manera son descriptos hacia el público las celebridades, los ídolos, lamento muchísimo que se jerarquicen ese tipo de cosas, que se describan millonarios, que se lo describan famosos, que se lo describan extraídos de la realidad social, fuera de la gente común.
Sí estoy convencido de una cosa: fui feliz cuando disfrute del amateurismo, fui feliz cuando crecí enamorado de mi trabajo, yo tengo un amor profundo por el fútbol, por el juego, por la esquina, por el baldío, por el picado, por la pelota. Y desprecio todo lo añadido, todo lo que fueron agregando para convertirlo extrañamente, en deseado. Para explicar un poquito mejor esto, sé que la alegría de un triunfo en un partido dura cinco minutos, termina el partido y hay una sensación de efervescencia, una sensación de adrenalina al tope, que genera excitación y felicidad. Pero son apenas cinco minutos y después hay un vacío enorme y grandísimo. Y una soledad indescriptible.
Quiero insistir con que mucho mejor es ser prestigioso que popular, que mucho más importante es el recorrido con que uno llega a un lugar, que el éxito o no, que se obtenga en la búsqueda. Que los hechos son mucho más significativos que las palabras, que demostrar es más importante que hablar, que hay que permitir que ingrese la información que riega nuestra parte noble y evitar que ingrese la información que riega nuestros bajos instintos. Nunca me deje tentar con los elogios. Los elogios en el fútbol son de una hipocresía absoluta. El fútbol está concebido así, tiene que haber una gran alegría o una gran tristeza. Derrota o victoria, sangre o aplauso son valores muy caros al ser humano.
Entonces, en el fracaso sufro mucho la injusticia del trato, no lo logré nunca dominar eso. Siempre sufro mucho cuando perdemos y cuando soy maltratado, pero sí logré no creerme la duración del éxito. Como no se revisa por qué ganaste, da lo mismo que te adulen por haber ganado, no porque mereciste ganar, por el recurso por el que ganaste, entonces tuve claro siempre que esa franela, porque ése es el término, es impostora.
No permita que el fracaso les deteriore la autoestima. Cuando ganas, el mensaje de admiración es tan confuso, te estimula tanto el amor hacia uno mismo y eso deforma tanto. Y cuando perdés sucede todo lo contrario, hay una tendencia morbosa a desprestigiarte, a ofenderte, sólo porque perdiste.
En cualquier tarea se puede ganar o perder, lo importante es la nobleza de los recursos utilizados, eso sí es importante; lo importante es el tránsito, la dignidad con que recorrí el camino en la búsqueda del objetivo. Lo otro es cuento para vendernos una realidad que no es tal.

                                                                                                                                               Marcelo Alberto Bielsa

"Ganas de Ganar vs. Miedo de Perder"
El deporte, como toda actividad en la que hay polos opuestos o un contendiente de cada lado, sabe de historias con finales de película, esos en los que Rocky noquea a Apollo y termina festejando un triunfo que, a priori, parecía imposible de alcanzar. Ejemplos hay miles, tanto en los deportes colectivos como en los individuales. El “Punto” que hizo saltar la “Banca” o el pobre que le hizo morder el polvo de la derrota al rico, como a usted más le guste.
En la previa, generalmente, estos argumentos suelen ser utilizados para la preparación psicológica o motivacional de los dos equipos. Para los poderosos habrá un “mandato” con su correspondiente arenga para salir a imponer lo suyo ante el rival inferior. En tanto que para los que encararán la aventura con el traje de Cenicienta, los argumentos pasarán por otro lado, y mientras algunos DT elegirán enfocarse hacia lo épico, otros tal vez optarán por quitarle todo tipo de responsabilidad a sus dirigidos, buscando con ello que jueguen relajados y sin presiones.
En aquellos deportes donde manda la estadística, generalmente gana el más poderoso. La heroica de once guerreros cuidando su arco listos para meter el zarpazo de contra es muy futbolera, pero la historia sabe de miles de casos con final feliz para el supuestamente más débil en todos los deportes, sino, preguntarle al Dream Team estadounidense que se cruzó con Argentina en Indianápolis 2002 y Atenas 2004.
El tema es que esos “miles de casos” suelen salir a la cancha con la camiseta del equipo más débil, y las razones hay que empezar a buscarlas en la manera de comunicar.
No todos los Entrenadores son especialistas en motivación (no tienen por qué serlo), y a veces, motivar con recetas o cliches preestablecidos no es lo más aconsejable, y termina provocando que lo que parecería una obviedad (decirle al poderoso que salga a aplastar al débil o viceversa) termine jugando en contra.
El mensaje, supuestamente claro porque así lo marca la realidad, no llega limpio a su receptor por innumerable cantidad de variables, lo que lleva a que en el momento en que debe aflorar la convicción, la niebla termine desdibujando el horizonte.
Independientemente del resultado final, que a veces por obra y gracia del peso de alguna individualidad termina favoreciendo al “Poderoso”: ¿Nunca vieron a un equipo hipotéticamente inferior complicarle la vida mucho más de la cuenta al rival téoricamente superior? Si, seguramente si.
Es que cuando el mensaje no llega limpio y la convicción no es plena afloran las dudas, y allí es donde se produce la confrontación entre las “Ganas de Ganar” de David, contra el “Miedo de Perder” que suele agarrarle a Goliath, cuando le empieza a apretar el zapato en algún momento del partido.
No todos recibimos el mensaje de la misma manera. Hay quienes responden a una arenga dura, incluso a un insulto, y otros que necesitan el aliento suave y la mano en el hombro. Y para complicarla más aún, hay momentos en los que es conveniente hacer una arenga dura y otros en los que es preferible evitar algunos temas o tópicos para no sobrecargar de stress y presión.
En síntesis, la clave no está en lo que se dice, sino en cómo se lo dice, y a quien se le dice que cosa. Cada uno necesita una palabra diferente, y cada grupo tiene su propio estilo de comunicación, lo que no quiere decir que siempre responda al mismo patrón comunicacional, por lo que aquello que la ultima vez lo motivó y lo puso en foco, tal vez hoy no le llegue o termine cargándolo de mayor presión de la deseada.
Se trata de saber que decir y elegir el momento apropiado para hacerlo, y para ello, lo principal es saber observar lo que le pasa al grupo, algo que no siempre se consigue estando sentado en la misma silla. Decía que el entrenador no necesariamente debe ser especialista en motivación ni preparación psicológica. A mayor cantidad de puntos de vista, mayor riqueza de opiniones, ¿no?.
                                                                             Publicado por Germán Diorio en el Blog El Psicólogo del Club
                                                                             Agradecimiento especial al entrenador Gustavo Noria


"Ser entrenador"
El entrenador debe ser una persona madura, de ese modo no actuará ni como un dictador, decidiéndose siempre por lo que cree personalmente por sobre cualesquiera otras consideraciones, ni como un padre, que aplaude soslaya las acciones equivocadas de los hijos, y sabrá cuando se puede ser democrático y cuando no (en un equipo de baloncesto no siempre puedes dejar las decisiones a todos los miembros por mayoría ya que deberás tomar decisiones inmediatas basadas en los elementos de juicio que posees y un poco en lo que crees y esto sin duda afectará al equipo).
Creo que el rol de entrenador conlleva privilegios de decisión y control, ambos cedidos por los alumnos en la plena conciencia de que alguien tiene que hacerlo así y que se delega tal autoridad a la mejor persona posible, es por ello que los entrenadores, llevan una responsabilidad tan grande como su autoridad: actuar de la mejor manera posible en bien del equipo aunque esto signifique postergar algunos deseos personales o de algún jugador.
Esto nos lleva a que el entrenador, firmemente convencido de que hace lo mejor para el equipo, en base a los elementos de juicio que posee, actúe de una forma u otra, y evidentemente, en tanto que es humano puede equivocarse, pero no lo hará en la medida que su madurez, experiencia, buen juicio y su capacidad personal le permitan tomar las mejores decisiones, por tanto su actitud estará relacionada con estos elementos: entre más maduro (entendiendo maduro no como que tan mayor de edad es, sino como una mayoría de edad intelectual y emocional que le permita conservar el buen juicio y decidir en verdad lo mejor para todos) mejor actitud tendrá, sobre todo en los momentos de crisis. A este respecto considero que es en los momentos de crisis cuando se pone en evidencia la solidez del entrenador, quien puede mantenerse centrado a pesar de sentir que el mundo se desploma puede ser capaz de dirigir esa serenidad a los alumnos y crear ese ambiente donde siempre hay posibilidades de salir adelante, a pesar de la adversidad.
 

                                                                                                                                         Autor: Martín Velázquez


"El basquetbol me enseñó a vivir..."
(acercado por Matías Righetti...desde ya gracias Mati...!!!)


El básquetbol me enseñó a soñar
con un Campeonato Provincial,
con una Liga Nacional.
Me enseñó a llorar
con un simple marrado sobre el final,
con ese partido que no pude jugar.

Me enseñó a creer
más que nunca en ustedes,
me enseñó a festejar
cuando cortamos esas redes...

El básquet me enseñó a ayudar
al amigo que se lesiona.
Me enseñó a valorar
cada tiro en una zona.
Me enseñó a tirarme
por esa pelota perdida.
Me enseñó a levantarme
tras esa lesión seguida...

El básquet me enseñó la sensación
de aquella volcada,
a pasar el balón
y levantar la mirada.
Me enseñó a dedicar
aquel triple limpio.
Me enseñó a encarar
y respetar mis instintos...

El básquet me dio amigos,
me regaló un mundo.
Me formó un camino,
me hizo valorar cada segundo (dentro y fuera de la cancha).
Me enseñó el aguante
de los amigos en las malas
y me dio las felicitaciones
por los huevos y las ganas...

El básquet me enseñó a perder
y a tener revancha.
Me enseñó que todo se puede,
aunque queden 7 milésimas en cancha.
Me enseñó a cuidar
la pelota como a una mina.
Me enseñó a confiar
y ver como la amistad y el coraje se combinan.
Me enseñó a saltar
más allá del tablero.
Me hizo pensar
y a luchar por lo que quiero...

El básquet me enseñó que en la cancha
nadie se suplanta, todos se complementan.
Me enseñó que vale el esfuerzo
y los presentes se ausentan...

El básquet me enseñó a dormir
en el banco por un tiro mal.
Y me dio las fuerzas para ganar sobre el final...

El básquet me enseñó a valorar
cada vez que entro.
Y a sufrir más que ellos
si en un partido me ausento.
Me enseñó a entregar
todo en un partido
con la mente helada
y el corazón encendido.
Me enseñó a sacrificarme
a darle confianza a los demás.
Me enseñó a agradecer
cada asistencia que me dan...

El básquet me enseñó la satisfacción
de sangrar la camiseta.
A matarme en defensa
y soñar en una pirueta.
Me enseñó a quererlo
porque es parte de mí.
Yo vivo el básquet
porque el básquet me enseñó a vivir...

                       Esteban Matías Olivero - Estudiante de Educación Física - Técnico de Basquetbol - San Francisco (Córdoba)

                                                                                                            
        Foto: Marcelo Vaira

"Trabajar de entrenador se está tornando de vida o muerte"


El Presidente de Asociación de Técnicos de Básquetbol, Luis Martínez, habló en el programa "Uno contra Uno" de Radio Splendid, donde hizo un crudo análisis de la actualidad de la Liga Nacional, criticó las diferencias en las reglamentaciones vigentes entre entrenadores de A y TNA con respecto a los de la B y reclamó la necesidad de volver a realizar reuniones entre los diferentes estamentos.
Consultado sobre los cruces de declaraciones entre los técnicos, como por ejemplo el que hace algunas semanas sostuvieron Julio Lamas y Rubén Magnano, el también máximo dirigente de la CoDiTeP (Comisión de Directores Técnicos Profesinales) dijo: “Es producto de las presiones, de los dineros que se están pagando, y que entonces uno está alterado permanentemente, sabe que si pierde le puede costar su trabajo, si le cuesta su trabajo son montos dinerarios demasiado importantes. Son cosas que a veces ocurren con el tema de las declaraciones, de las no declaraciones, hay muchos que se sienten ofendidos… Acá la cuestión no es ofenderse sino que hay que aplicar un reglamento. Lo que se escapa del reglamento tiene que ser sancionado. Se llame como se llame y le toque a quien le toque”.
Sobre la base para aplicar esas sanciones, explicó lo siguiente: “Nosotros desde el año ’94 que estamos pidiendo que se respete un código de ética. Nunca jamás nos lo aprobaron. Entonces, si eso ocurre, tendría que ocurrir como en España, que es la Liga de la cual nosotros nos hemos copiado y hemos tomado las cosas buenas que tienen. En la liga española, un entrenador que habla mal de la competencia puede ser sancionado con sanciones o con montos dinerarios. Entonces ¿por qué eso acá no ocurre?”.
Martínez se refirió también a la alta rotación de entrenadores que caracterizó esta temporada liguera: “Se ha tornado cada vez más difícil poder trabajar como entrenador. Se está tornando como una cuestión de vida o muerte. El que está por pelear la zona de la promoción empieza a pensar mucho antes en que a lo mejor la solución es cortar un entrenador. El entrenador está presionado porque no sabe si va a cobrar o no va a cobrar. Están como nunca en otros años los entrenadores muy atrasados en los pagos. Hay equipos que al día de hoy en la temporada han cambiado seis entrenadores (…) Hay equipos que han cambiado entrenadores y luego de un mes o dos meses y medio se han tenido que ir esos entrenadores porque no han visto un peso. Y no te hablo esto en la A, en las tres categorías pasa exactamente lo mismo.”
La principal preocupación del dirigente para por los cambios reglamentarios que parecen conspirar contra la estabilidad laboral de los técnicos: “Lo que es responsabilidad de la Asociación de Clubes es que al haberse quitado el registro de los contratos, hay entrenadores que no tienen contrato firmado. Por ejemplo en el TNA. En la B ni hablar. Pero en la B no hay libre deuda. Yo lo que no entiendo es: la AdC se hace cargo de organizar la Liga B. Pero después dicen: ‘No tenemos nada que ver con el tema de los contratos, de los pagos o los no pagos’. Yo pregunto: ¿Los entrenadores de la B no son tan profesionales como los que dirigen la A? Entonces ¿por qué a algunos les respetamos el contrato y a otros no les respetamos el contrato? ¿Por qué a unos les exigimos que presenten el certificado de cancelación de contrato y todavía con la Liga B no se ha podido conseguir? ¿Son parias? ¿Son de otro país? O de lo contrario, que la AdC diga ‘No organizo más la Liga B’. Si no, es tan importante la B como la A”.
Además de recordar su postura en contra del entrenador part time para la Selección Nacional, el dos veces campeón LNB con Ferrocarril Oeste hizo foco en la falta de contacto entre los diferentes estamentos del básquetbol, que a su juicio debería recuperarse: “No hay reuniones, no hay diálogos, no hay discusiones. No se engrandece, porque de las discusiones y de los disensos salen los consensos. Eso parece que es una frase hecha pero es una realidad. Si no discutimos las cosas no van a salir adelante. Si no nos reunimos las cosas no se van a poder discutir. Y todas estas cosas tienen que salir del ente madre. Lo tenemos que hacer, y tenemos que ir mejorando. En los últimos cuatro o cinco años en lugar de mejorar hemos ido perdiendo. Desde el momento en que se perdió el registro de los contratos, desde el momento en que se permitió que un entrenador dirija la liga y en los seleccionados nacionales”, concluyó.


Un poco de historia no viene mal...

El básquetbol es el único deporte de origen Norteamericano, auque su paternidad se debe a un nativo del Canadá, (debe aclararse que en el caso del béisbol se tienen antecedentes en otros países, por lo que su carácter de completa creación en E. U. Es discutible), el básquetbol nació completamente en Norteamérica y fue inventado por el Dr. James Naismith, que era profesor del colegio Springfield (conocido entonces como Internacional MICA Training Scchool, Massachussets) en el año de 1891. la invención del juego fue inspirada por el Dr. Luther Gulick decano del Departamento de Educación Física de la Training School en la primavera de 1891. en esa época el Dr. Gulick trabajaba con un grupo de colaboradores, tratando de dar lugar a un nuevo deporte que viniera a satisfacer las necesidades y demandas, que en materia deportiva, eran requeridas en ese tiempo; y que además se pudiera jugar bajo techo, puesto que en ésa época había receso en los dos principales deportes del país; el béisbol y el fútbol americano.
Durante los meses de invierno el campo de la educación física y el deporte se veían amenazados por la falta de interés de los alumnos, ya que el invierno era demasiado crudo para hacer práctica de un deporte al aire libre. Sin duda alguna, el clima frió era el principal enemigo y el mayor problema para los profesores de educación física, los cuales tuvieron la oportunidad de reunirse en unos cursos de verano de Springfield, y que aprovecharon para exponer sus puntos de vista encaminados a resolver la molesta situación por la que atravesaban durante esos meses.
Por tal motivo, en ese tiempo, el Dr. Gulick sugirió al Dr. Naismith que en unión del Barón Nisl Posse en Martha’s Vineijard, estudiara la forma de resolver la situación.
El Dr. Naismith siguió el consejo y encontró que, auque el sistema sueco de gimnasia contenía muchos principios valiosos, ninguno de ellos resolvería el problema de inmediato. Esto fue lo que informó al Dr. Gulick a su regreso a Springfield en el otoño de 1891.
Cuando comenzaron las clases, el Dr. Gulick creó un nuevo curso que denominó “Seminario de Psicología”, al que Naismith y Alonso A. Stagg asistían a estudiar a pesar de ser miembros del cuerpo de profesores. Entre los problemas de educación física que se consideraron, figuraba el de un deporte que pudiera jugarse durante el invierno en gimnasio cerrado y con luz artificial. Durante una de las discusiones, el Dr. Gulick expresó: “no hay nada nuevo bajo el sol”, a lo que el Dr. Naismith respondió: “Dr. Si eso es así, nosotros podremos inventar un juego que satisfaga esas necesidades, lo único que tenemos que hacer es tomar los elementos de los juegos conocidos y cambiarlos, así encontraremos el que estamos buscando”.
El Dr. Gulick asignó entonces esa tarea a todo el grupo pero no se logró una solución satisfactoria. Más adelante, el propio personaje convocó a una reunión con el cuerpo de profesores y observando el entusiasmo demostrado por el Dr. Naismith durante la discusión del problema, lo designó para que se hiciera cargo de la actividad en el gimnasio. Entonces se le encomendó la tarea de buscar algún método que mantuviera el interés de los estudiantes.
A los pocos días, el Dr. Naismith bajo al gimnasio llevando consigo una pelota de fútbol soccer y se encontró al vigilante del gimnasio, Mr. Stebbins, a quien preguntó si tenia 2 cajas cuadradas. El guardia contestó que no, pero que en su defecto podría prestarle dos cestos de los que en Norteamérica eran empleados para recolectar manzanas. Los investigadores de la historia del baloncesto difieren en lo relacionado al uso que se daba a éstos cestos. Otros mencionan que en ellos se recolectaba duraznos, manzanas, melocotones, lo cierto es que eran usados para la recolección de frutas. El Dr. Naismith aceptó la proposición del vigilante y ambos los clavaron en los extremos del gimnasio a una altura de 3.05 m. (10 pies) que actualmente es la altura reglamentaria en que se encuentra la canasta. Tomando en consideración que si en ese entonces los cestos hubiesen sido colocados a 11 pies o más de altura, tal vez seria actualmente la altura reglamentaria. Frank Mahan, Irlandés, fue el primero en ver a Naismith subido en la escalera clavando los cestos de recolección de frutas.
El Dr. Naismith mandó llamar a sus alumnos para impartir su clase de educación física y les explicó su nueva invención que consistía básicamente en tratar de introducir el balón en los cestos que se habían colocado ex profeso, el modo de avanzar con la pelota, que sería botando, y la forma de pasar, que podía ser lanzada, “bateada” o rodada. En la clase había 18 elementos, que fueron divididos en dos equipos, por ello, el primer juego de básquetbol se inició con 9 jugadores por bando. Una vez hecho los equipos, Naismith los colocó dentro de la cancha y en ese tiempo se inició con 3 delanteros, 3 centrales y 3 defensores, todos elegibles para anotar. Una vez explicado el juego y sus primeras reglas, se empezó a jugar el “baloncesto”. Cuando se lograba introducir el balón en el cesto de manzanas, se tomaba como “Goal”, y hubo necesidad de que alguna persona estuviera encargada de sacarlo de dicho cesto. En un inicio, tuvo que subir a la escalera y sacarlo, cada vez que se encestaba.
Así nació el básquetbol, deporte cuyo éxito no se hizo esperar desde que lanzó la 1ª pelota al aire. Los alumnos se entusiasmaron, les agradó el juego en forma tal que pronto se corrió la voz en todos los gimnasios de que se había inventado un juego nuevo, ideal bajo techo, que interesó grandemente a los directores de educación física de colegios y universidades.
Para la navidad de 1891 el nuevo deporte estaba ya en marcha, los estudiantes que retornaban a sus hogares para las vacaciones de navidad, lo introdujeron en sus pueblos; la Asociación Cristiana de Jóvenes patrocinó con entusiasmo su enseñanza y difusión, lográndose que este juego represente la contribución esencialmente norteamericana en el campo de la educación física y el deporte.
Las reglas del básquetbol vigente difieren bastante de las originales, sin embargo las modificaciones existentes fueron objeto de grandes debates entre el inventor del juego y los entrenadores de aquella época. La filosofía del inventor de este juego fue hacer un juego de destreza con la pelota, NO UN JUEGO AGRESIVO. Los roces, empujones, golpes, etc., eran frecuentes y para evitar eso, se reglamentó el contacto personal. También se pensó en la forma de iniciar el juego, la manera de jugar la pelota, cuando se infringe el reglamento, el tamaño de la cancha, el valor de los encestes etc. Así nacieron 13 reglas que fueron las que permitieron que se pudiera jugar en forma más o menos organizada. Actualmente toda modificación a las reglas es sometida a la consideración y estudio de la Comisión Técnica de la Federación Internacional de Básquetbol Amateur, (F. I. B. A.).
¿Porqué se tomo el nombre de básquetbol?
Al regreso de las vacaciones de navidad, un compañero de clases, Frank Maha, se acercó al Dr. Naismith preguntándole que cual seria el nombre que le pondría al nuevo juego; respondió que no lo había pensado y que su único interés era que se practicara y difundiera. Sus colaboradores y estudiantes sugirieron que le pusiera por nombre “Naismith Ball” pero éste rechazó la propuesta y entonces, después de varias sugerencias que le presentaron, se llegó a la conclusión de que el nombre adecuado era “Basketball”. (pelota y cesto)
James Naismith se encargó de confeccionar las primeras reglas o principios para jugar el nuevo juego que inventó y fueron 13 en total, de las cuales 5 todavía son fundamento del básquetbol moderno:
1.La pelota debe ser grande, liviana y de fácil manejo.
2. Un jugador no debe avanzar en posesión de la pelota. Esta debe moverse mediante pase a otro jugador, o botándola, es decir haciéndola rebotar en el suelo a medida que se avanza.
3. La pelota puede ser tomada por un jugador en cualquier momento, siempre que no haga contacto personal con otro jugador.
4. Debe eliminarse, en todo lo posible, la rudeza en el juego.
5. Las “metas” (aros) deben ser horizontales y elevadas, quedando por encima de las cabezas de los jugadores


La alegría de todos

Espero que todos en Argentina sientan tanto orgullo y alegría como nosotros acá en Beijing!. Qué momento! Es imposible de describir todo lo que sentimos. Tenemos la medalla nuevamente colgada en el cuello. Flamea otra vez nuestra bandera en el podio. Es increíble, trabajamos mucho para esto, pero créanme que es increíble! Uno nunca se acostumbra a ganar, siempre siente la adrenalina y la emoción como la primera vez. Lo que cambia es que el paso del tiempo nos permite entender lo complicado que es estar en un podio olímpico. Es un lugar sólo para elegidos, y por suerte Argentina está bien arriba.
Completamos un ciclo de cuatro citas mundiales ( Mundial de Indianápolis, Juegos Olímpicos de Atenas, Mundial de Japón y Juegos Olímpicos de Beijing ) con presencia dentro de los cuatro mejores equipos del planeta. Medalla de Oro en Atenas, Medalla de Bronce en Beijing, Subcampeones en Indianápolis y cuartos en Japón. Un recorrido impensado para el básquetbol argentino hace algunos años atrás. Pero este equipo lo hizo posible.
Nos sobrepusimos con el tiempo a los recambios, las adversidades y mantuvimos un espíritu de grupo y un hambre de gloria que nos ubicó en la elite del básquetbol mundial. Estamos muy orgullosos. Ver la camiseta celeste y blanca en lo más alto es toda la gloria por la cuál competimos, nos esforzamos y sacrificamos. La gloria, nuestro gran objetivo!!
Beijing fue una prueba de fuego. Llegamos con un equipo diferente, varios lesionados y una preparación que habría dudas entre nuestros seguidores. Para colmo arrancamos el torneo con una derrota. Pero cuanto más difícil la parada más sólido se pone este grupo. Crecimos y explotamos durante el torneo. Mantuvimos la humildad y el espíritu combativo de siempre y en los momentos justos jugamos un buen básquetbol. Y así lo logramos. Estamos en el podio.
Nuestro último juego lo disputamos sin nuestro líder ( Manu Ginóbili ), con el Chapu Nocioni en un pierna y con un equipo que venía cansado y con muchos minutos de juego acumulados. Y fue ahí donde apareció otra vez el hambre, el juego de equipo, la solidaridad y las ganas de tener la medalla. Lituania fue muy duro, pero más duros fuimos nosotros para ellos.
Debemos valorar lo conseguido en estos años. Muchos países anhelan las victorias de Argentina y pocos lo consiguen. No es fruto de la casualidad sino del trabajo y la convicción, pero también es cierto que no es fácil encontrar una generación como la nuestra. Crecimos como un grupo de amigos que se divierten jugando y ganando. Y así continuamos. Es un placer para nosotros cada torneo, cada concentración. Vivimos de ponernos objetivos bien altos y desafiar la lógica. Nos alimenta la búsqueda de la gloria y el orgullo de estar bien arriba. Estamos convencidos que con unión y trabajo todo es posible y esperamos que nuestra gente así lo entienda.
Nos sentimos muy queridos y respetados y sepan todos que para nosotros en “impresionante” vestir la camiseta de la Selección Nacional. Todos somos profesionales y durante el año jugamos en las mejores ligas del mundo con buenos contratos y una calidad de vida que ojalá pudieran tener cada uno de los habitantes de nuestro país. Pero más allá de eso, cuando uno se pone la celeste y blanca juega por cada una de las personas de Argentina que día a día se levanta, trabaja y se esfuerza para que nuestro país siga funcionando. Para todos ustedes son nuestros triunfos.

Estamos orgullosos de ser Argentinos. Espero que ustedes también lo estén de nuestra Selección.


                                                                                            
Carlos Delfino para Clarín

El saber acerca del básquetbol: el misterio que separa a los entendidos de los ignorantes...

Recientemente en un  foro, se insinuaba un bonito debate que se apagó casi antes de nacer. Se discutía qué es eso de saber de Baloncesto y dónde reside el misterio que separa a los entendidos de los ignorantes. Casi nada.
No es la primera vez que el debate asoma. Ni será la última. No mientras sea más frecuente de lo deseable que la valoración de un sujeto, mucho antes que rebatida, sea descartada de inicio no por el contenido de la ponencia sino por la presunta condición del ponente, a quien se llega a objetar tanto no saber como no poder saber. Del mismo modo sucede que las opiniones con más fuerza rechazadas suelen ser contrarias a la corriente de opinión generalizada. Y aunque sea razonable oponerse a un disparate, demasiado ocurre que aquello que se ignora sea condenado de antemano. Así se acusa al ponente de ignorante.
Y cabe entonces preguntarse no tanto los motivos por los que una inmensa porción del público queda de este modo silenciada, sino algo mucho más crucial: qué se precisa para demostrar que, en efecto, se sabe de Baloncesto. Se trata, en el fondo, de una cuestión mucho más compleja de lo que parece. El Baloncesto es una actividad demasiado rica, universal y voluminosa, por lo que abordar con honestidad este asunto excede con creces la extensión de estas líneas. Sin embargo es posible delinear una silueta del conocimiento que ayude a separar el grano de la paja. O más concretamente: a seleccionar el grano. De entrada, el saber en el Baloncesto debería ser formulado por medio de tres preguntas:
1- Qué es saber de Baloncesto.
2- Quién sabe de Baloncesto.
3- Quién decide quién sabe de Baloncesto.
Nos quedamos con la primera, sin duda la más importante, porque todas las respuestas se hallan implícitamente recogidas en ella. Así pues: ¿Qué es saber en el Baloncesto? ¿Qué se precisa para ello y cómo reconocer el saber?
En el Baloncesto coexisten muy diferentes grados de saber que van desde la básica comprensión del juego de un aficionado medio a la profundidad cognitiva del investigador más experto. Entre ambos extremos media una escala infinita de saberes que son necesarios y contribuyen a alimentarse los unos a los otros. El saber en el Baloncesto es poliédrico. Hay saberes que viven instalados en una sola cara y saberes que precisan de todas ellas. Pero en todo caso hablamos de saberes recíprocos, no excluyentes. Y es equivocado o responde a interés blindar jerarquías entre ellos. Así es frecuente la postura que tiende a menospreciar el saber enciclopédico como abriendo una disyuntiva irreconciliable entre la erudición y la presunta sabiduría. “Usted conoce muchos datos, pero no sabe de Baloncesto”. De igual modo el pedagogismo típico de algunos entrenadores propende a despreciar el saber que no posee fines prácticos, utilitarios o profesionales. “Usted no es entrenador: no tiene nada que enseñarme”. Son, en el fondo, actitudes que buscan arrogarse el conocimiento del juego en exclusividad. Lo curioso es que el proceso no acontece a la inversa: el investigador no dice que el entrenador no sepa. El investigador no excluye a nadie. Porque si lo hiciera estaría negando la oportunidad básica que precisamente le ha conducido a creer en la democracia del conocimiento mediante la cual su saber es posible.
Para afrontar la cuestión del saber en el Baloncesto, es conveniente abrir una serie de grandes campos de conocimiento. Inicialmente es posible hacerlo en siete que a continuación pasamos a describir:
1. Práctica. El saber lúdico.
2. Enseñanza. El saber docente.
3. Instrumentación de la práctica. El saber profesional.
4. Escrutinio. El saber demográfico.
5. Teoría. El saber interpretativo.
6. Historia. El saber narrativo.
7. Los saberes accesorios.
1. Práctica. El saber lúdico.
Concierne en lo fundamental a los jugadores de toda edad y condición, desde el adolescente que comienza a descubrir los misterios del juego al veterano de élite. Porque jugar es saber. Igual que vivir es aprender la vida, jugar es aprender el juego. Digamos que una porción fundamental del saber el Baloncesto pertenece de raíz a su práctica. Se trata de conjugar el juego en primera persona.
El saber del jugador no sólo se verifica jugando. Cuando éste adopta el papel de espectador su percepción se verá dramáticamente alterada. La familiaridad con lo que observa le hará experimentar un estado mental muy activo a través del que proyecta su saber a la escena, comprendiéndola primero y estableciendo una muy curiosa relación con los jugadores, con quienes comparte aciertos y errores, y comprende y hasta intuye su quehacer. Acusa entonces una diferencia muy pronunciada con el espectador advenedizo o, en el caso más extremo, con el espectador virgen. La diferencia entre ambos estriba en un grado muy distinto de saber que se expresa a través del entendimiento más básico del juego.
Sin embargo, saber no es dominar el saber plenamente. Por eso no todo jugador es un experto ni tiene por qué serlo. La práctica del juego tan sólo establece el primer paso hacia el saber. De modo que incluso el más torpe jugador imaginable cuenta con un seguro y silencioso bagaje que permite, en su doble papel de jugador y espectador, una comprensión razonable del juego. Aquí reside entonces el primero de los saberes del Baloncesto y posiblemente el más hermoso.
2. Enseñanza. El saber docente.
Atribuido por lo general a todos aquellos sujetos que imparten magisterio del juego en sus primeras fases. Son en su mayoría los llamados entrenadores de formación, gentes que a menudo de manera incondicional y desinteresada transmiten sus conocimientos a los más jóvenes con un primer propósito de orientación. Aprender a botar, aprender a tirar o aprender a pasar, representan un conjunto de principios básicos que se aprenden, además de jugando, recibiendo el conocimiento de esos primeros maestros que corrigen, orientan y básicamente enseñan. Se trata de una serie de enseñanzas muy tiernas pero no por ello menos importantes. Si el primer saber, el jugar, es un saber activo éste lo será doblemente. Porque nadie podrá correr sin haber aprendido antes a caminar.
En realidad, no es necesario ningún carné de entrenador para impartir una serie de nociones que, sólo en un principio, es posible transmitir con éxito. Un buen aficionado o alguien con gran devoción y entusiasmo por el Baloncesto, cualquiera que lo haya practicado durante algún tiempo, es capaz de facilitar a un niño esos primeros pasos que, en fases posteriores, trascenderán con creces la labor del maestro. Porque el saber es geométrico se trata de una lógica inquebrantable. Es raro que un alumno de educación básica corrija al maestro de quien recibe la clase. Pero un doctorando contará con un bagaje de saber lo bastante grande como para poder oponer resistencia crítica al saber del maestro. Es célebre el caso de Jordi Bonareu al contravenir las recomendaciones de sus técnicos perserverando en solitario en replicar la técnica de lanzamiento de Jerry West con un éxito en este caso atribuible al saber del alumno. Y de igual modo la ventaja como alumno que representa Ricard Rubio termina por dotarle, a pesar de su edad, de una cierta autonomía. En esta fase avanzada maestro y alumno forman ya parte activa del saber el juego. Los dos son entidades por fin autónomas. El saber lo habrá hecho posible. Y no han sido pocas las grandes estrellas de nuestro deporte para quienes las figuras más influyentes de sus vidas deportivas fueron estos primeros maestros que el reconocimiento público de costumbre olvida, lo que termina por añadir a este saber un componente altamente ético.
3. Instrumentación de la Práctica. El saber profesional.
Posiblemente el momento más crítico del saber o el saber en estado sólido: la etapa en que el saber adquiere un sentido forzosamente utilitario al estar sometido a los imperativos de la profesión. La llamada instrumentación de la práctica corresponde a los llamados entrenadores de élite. Una vez los jugadores han atravesado todas las fases previas del saber terminan por orientarlo a su propósito último: la victoria en la alta competición. Para favorecer esa necesidad el Baloncesto estableció inicialmente un régimen de gobierno presidido por los entrenadores, que harán las de tutores sobre el destino de los jugadores. Este primer destino extiende la influencia maestra en todas las direcciones y amplía el valor de su saber al límite de lo humanamente posible. Sin embargo, este sentido ideal está condenado al mismo tiempo por otro destino, el de los equipos, y así el saber constriñe su camino como un embudo hacia una sola dirección: la victoria. Todo cuanto quede fuera de ella será para este género de saber un saber evitable.
Un entrenador de élite es, por definición, un experto del juego. Su saber es inmenso. Pero todo él es un saber estratégico. Está orientado no ya a la consecución de unos fines sino a la consecución de uno solo. Y aunque lo más valioso de la carrera deportiva de un entrenador discurra en la constante interacción con el juego y los jugadores, el objetivo único de su profesión, ganar, hace de los entrenadores instrumentos cuyo saber sólo adquiere sentido en una dirección muy concreta. Por eso el saber de los entrenadores, contrariamente a lo que se piensa, no concentra el total de los saberes del juego, sino una sola parte. Del mismo modo que un entrenador es un experto del juego no tiene por qué serlo en aquellos otros legítimos saberes del Baloncesto que le son del todo improductivos o para los que su profesión no encuentra utilidad concreta, como serían clasificar las mecánicas de lanzamiento, interpretar un ciclo histórico en una liga remota, conocer la biografía deportiva de una estrella o estar al tanto del mercado joven de otro continente. Hay entrenadores que penetran dignamente en el terreno teórico al tiempo que hay otros muchos a quienes no se conoce la existencia de una sola línea. El carácter de su profesión les libera de todo saber que no atañe a sus exigencias más inmediatas, que colman casi la práctica totalidad de su tiempo. Como su saber es estratégico y está sometido a los imperativos de la victoria, el entrenador concentra sus esfuerzos en los entresijos del juego conjunto, de los que su ciencia es la táctica. Por eso no es equivocado definir al entrenador de élite como un cirujano táctico del juego. El entrenador es al Baloncesto lo que el compositor a la Música. Y el sentido común no dice que el saber de la Música sólo concierne a los compositores.
4. Escrutinio. El saber demográfico.
Aunque existe desde siempre se trata de un saber de desarrollo propiamente moderno. De un tiempo a esta parte el Baloncesto se ha dotado de cuerpos de prospección del talento a lo largo y ancho del globo. Para que ello sea posible los llamados ojeadores –el scouting internacional– deben contar por sí mismos con otra destreza, el olfato para percibir y anticipar el talento, que sólo el escrutinio prolongado y masivo de cientos y cientos de jugadores, en la práctica, proporciona. Y aun con ello el margen de error es enorme. Porque hablamos de un saber intuitivo que, más allá de la profesión del scout, extiende su influjo a todo avezado espectador del juego, del asiento de grada al entrenador de élite. El común denominador que permite compartir esa escala es precisamente un tipo de saber contemplativo. Un tipo de saber, íntimo y silencioso, que una experiencia lo bastante voluminosa como espectador del juego y los jugadores favorece a acumular. El espectador que distingue al bueno del malo es el primer catador del juego que, en sus fases más avanzadas, darán en el ojeador profesional. Esta percepción del instinto hace del saber demográfico una condición mucho más común que cualquier otra. Sólo que a diferencia del aficionado, el profesional se ve mucho más obligado a concentrar su visión en jugadores nonatos. El draft es la expresión material más definida de este saber de caza.
5. Teoría. El saber interpretativo.
La más vasta de las disciplinas del saber y paradójicamente la más desconocida. El estilo del mundo que conocemos, dominado por el espíritu de la competencia, convierte al Baloncesto en una de tantas actividades pendulares de la que sólo parece importar quién gana y quién pierde. Se trata de una grave miopía social que en el mundo del deporte adquiere su más cruda expresión. La estadística como saber numérico, el arbitraje como estudio, el reglamento como praxis, la estética como envoltorio de la acción, la técnica y sus formas, la observación y el estudio de las diferentes culturas del juego, la sociología de jugadores y equipos, los misterios de la gimnástica aplicada, el curso histórico del Ethos, la adhesión pública y, en suma, todo saber especulativo aunque improductivo pertenece al fascinante universo de la Teoría. Recoge ésta un saber tan ilimitado que todo aquello que pueda ser conceptuado pasará a formar parte del conocimiento legítimo del juego. Será un saber nuevo o la profundización de uno viejo. Pero un saber de pleno derecho. La diferencia básica entre un entrenador de élite y un investigador reside en que aquél es un experimentalista y éste un teórico. Aquél necesita probar sus teorías por medio de la más cruda selección; éste no precisa de esa demostración sino del debido rigor especulativo. Por ello el investigador es más libre, más explorador, pero al mismo tiempo más humilde, pues el grado de su éxito o fracaso no es comparable al que experimenta un entrenador de élite ni se mide en la tangible disyuntiva de victoria y derrota. El teórico no es un mercenario del marcador ni la verificación de su saber tendrá que pasar el peaje de los resultados de doble cara. El entrenador, mal que le pese, sí.
Así los intelectuales, de condición muy remota a los informadores, suelen ser las primeras víctimas de la terrible simplificación real en que el Deporte vive instalado. Su existencia es escasa y nada contribuye a invertir el proceso cuando ellos mismos tienden a percibir más penosamente su privación de status, y se sienten, doblemente aislados e inútiles bajo el régimen de urgencia informativa que países como España han establecido sin encontrar la menor resistencia o alternativa. Son observados con recelo porque muévense en un mundo de ideas, doctrinas y saberes que nadie demanda. De ahí que además de improductivo, su saber siga instalado en la penumbra del reconocimiento cuando ninguna figura más útil que el intelectual para emprender el llenado de vacíos teóricos que ni el jugador, ni el formador ni el resultadista, van a tener voluntad y tiempo de alumbrar. La participación de los intelectuales en el Baloncesto brilla por su ausencia, su influjo es inexistente o, a lo sumo, resulta marginal o anónimo. Nadie conoce a los investigadores de las técnicas de salto en el atletismo o al ideólogo de un sistema de competición. Ambos habrán fraguado sus creaciones en la soledad del despacho con la esperanza de que sus obras vean la luz o dormiten, a lo sumo, en el mohoso silencio de alguna estantería. Salvo honrosas excepciones los Theory Contributors son, hasta el momento, una de las asignaturas pendientes del reconocimiento público del Baloncesto como saber universal.
Debido a la inconcebible magnitud de su posible alcance y no obstante las construcciones teóricas ya erigidas, la teoría en el Baloncesto es por todo ello uno de los saberes más embrionarios aun a estas alturas de la historia. Hay sin embargo un saber interpretativo que en su versión más afortunada adquiere el rango de profesión. Se trata de la figura del analista, un sujeto necesariamente dotado de ilustración y talento. Ello obliga a que el analista no sea un mero informador. Sino un alquimista de la información –de toda ella– que toma el pulso de la actualidad para dotarla de forma y, llegado el caso, anticipar devenires. De entre todas las complejas tareas que le tocan, una de las más impopulares es sin duda la de hacer las de crítico con jugadores y equipos. Topa entonces con la hacienda de jugadores y técnicos. Y aunque ésta no debiera ser su primera función, sí que resulta ineludible. Estados Unidos es hasta la fecha el paraíso de teóricos y analistas. En otros países esta figura brilla por su ausencia no dándose intermediarios entre los protagonistas del juego y la masa pública. Ésta no la demanda y aquéllos difícilmente la aceptan. En España la presunta figura del analista se confunde históricamente con entrenadores y ex jugadores, aunque muy a menudo ni unos ni otros cumplan con alguna de sus premisas.
6. Historia. El saber narrativo.
Posiblemente el pilar sobre el que se asientan todos los demás saberes. Porque sólo a través de la historia es posible que el saber de hoy tenga valor mañana. Y aunque hablamos de un saber teórico aparecen sus procesos y confines tan delimitados que por sí misma la historia representa un conocimiento autónomo y distinto a los demás. En primer lugar la historia no es sólo documentación ni el historiador un notario de ella. La documentación, los datos, los hechos, son infinitos. Sólo al historiador cabe la responsabilidad de dotar al hecho de su condición histórica. Todos los equipos y jugadores, todas las ligas y torneos, por el mero hecho de haber existido, son y representan la materia prima viva de la historia. Todo es historia. Por eso la prospección de datos, el conocimiento de lo verdaderamente relevante, confiere a la historia el valor de conocimiento básico para entender, en nuestro caso, el Baloncesto como proceso histórico. Cuando ojeamos el palmarés de una liga, de sus campeones o galardonados, no vemos más que un automático listado de nombres. El saber histórico dota de sentido a esos nombres y abre en cada uno de ellos una historia particular que, en conjunto, favorece la comprensión del presente. A tal punto es así que la celebración de una victoria actual sin el conocimiento del pasado sólo es posible al sujeto que, antes que aficionado al Baloncesto, lo es a la filiación de unos colores. La realidad del Deporte vive instalada en un absurdo del que rara vez se da cuenta. Mientras acontece su mundo está repleto de episodios. Cuando termina sólo parece prevalecer un campeón, un nombre y una línea más que añadir a un palmarés que no deja de crecer favoreciendo la atomización de los recién llegados. Ya se encarga la actualidad de desplazar lo ocurrido y sepultarlo casi de inmediato en las profundidades de la historia. Pues aquí es donde el saber histórico adquiere su sentido fundamental: más allá de narrar lo acontencido se encuentra su rescate. Y rara es la vez que el rescate de la historia carece de interés. La historia es más necesaria aún que el presente. Aquella permanece y éste no hace más que morir para pasar a engrosar sus filas. El saber histórico ni muchos menos corresponde en exclusiva al historiador. Se pide que el aficionado medio posea un mínimo conocimiento histórico sin el cual el presente no se comprenderá del todo y sus particulares saberes carecerán de raíz. Es difícil comprender la euforia del actual Real Madrid sin conocer los años de desventura que preceden a su triunfo y que a su vez suceden a una dinastía prolongada durante décadas. Sin la historia no se comprende ese sentido de resurrección. Asimismo la victoria de San Antonio queda disuelta en el acontecer de una noche si no se comprende el verdadero valor que supone obtener un cuarto anillo en nueve años y el porqué cuatro anillos en nueve años encierran un valor tan inestimable. Y lo mismo es aplicable a jugadores, entrenadores y demás protagonistas del acontecimiento histórico. La historia es el referente a través del que calibrarlo todo. Un buen aficionado al Baloncesto no debería carecer de un mínimo conocimiento del pasado. Y pasado es todo cuanto terminó ayer. He aquí un saber ineludible que Internet ha terminado por relativizar. Porque no se trata de recitar un interminable desfile de nombres. Se trata de insuflar una poca vida a cada uno de ellos o al grupo en conjunto o al momento de la historia en que dieron. A fin de cuentas, comprensión. No enumeración.
7. Los saberes accesorios.
Hay otros muchos saberes que, sin dejar de tener su importancia, no conciernen exclusivamente al Baloncesto sino a otras muchas actividades cuyo común comparten. Estos saberes guardan una relación premeditada con el juego pero no son propiamente el juego. La boda de un jugador en verano o las cláusulas particulares en la negociación de un contrato representan saberes accesorios que tienen al Baloncesto como accidente y no como fundamento. Los agentes y representantes de jugadores, los presidentes y propietarios, con contadas excepciones, no poseen ningún saber relacionado directamente con el Baloncesto ni tienen por qué. Contrariamente a Mendoza, Querejeta experimentó diversas fases del saber y, asimismo, los conocimientos de Ortega o Paniagua deberán preceder a su profesión de mercaderes. Y es que hablamos en general de gestores de sujetos-asalariados (no jugadores) y entidades-empresas (no equipos) que guardan con el juego la misma relación que un banquero con el dinero. Lo gestionan y administran. Pero tanto lo pueden hacer con jugadores como con operarios metalúrgicos. El Baloncesto es para ellos el solar que explotar racionalmente. La presencia del dinero en el Baloncesto concierne al papel profesional que este deporte, como cualquier otro, adquirió hace demasiado tiempo. Y donde hay profesión hay empresa. Por lo que toda relación económica variará según la particular política de cada una de las competiciones y organizaciones que lo vean desarrollar. Sin embargo, vive hoy el Baloncesto un tanto enfermo de veneración a las relaciones económicas que permiten la transacción de jugadores y equipos, al deporte como Monopoly. No es nada infrecuente que los jóvenes aficionados se recreen hasta en la más oculta de las cláusulas contractuales de los jugadores. Ello no es nocivo. Lo es cuando el jugador, bajo esa óptica morbosa, desaparece como sujeto deportivo para travestirse en mera moneda. Asimismo las informaciones que atañen a la vida privada de los jugadores o cualquier otro miembro del entorno del Baloncesto, siempre y cuando estos hechos no influyan de un modo decisivo en su papel profesional, serán saberes accesorios al juego. Podrán ser muy relevantes como sociología. Pero absolutamente prescindibles en lo que al Baloncesto respecta. Los representantes de modas y firmas deportivas protagonistas, el papel técnicamente instrumental de mesas y anotadores, los diseñadores de calzado específico, la quirurgia prolongada del fotógrafo profesional y hasta la experiencia personal de los habituales cronistas, amplían el conocimiento accesorio hasta el infinito. Así el curioso deberá asomarse a alguno de estos saberes menores para profundizar en algún saber mayor.
Estas son, en definitiva, las siete grandes categorías del saber en el Baloncesto. Sin embargo, es más que posible que todo resulte mucho más sencillo para reconocer el saber de este deporte. A veces es suficiente prueba el querer saber y tener algo que decir, por pequeño que parezca. A veces es suficiente con saber que uno ama verdaderamente este juego.

                                                                                   Fuente: Autor: Gonzalo Vázquez - Publicado en Basketme.com


El conflicto del campo y sus efectos en una competencia de básquetbol

Créanme. Nunca encontré, en una reunión de la Asociación de Básquetbol, un desánimo tan grande de los dirigentes con relación a la situación que les toca vivir para sostener al básquetbol. Debo aclarar que este año hemos apostado a realizar una actividad hasta ahora nunca alcanzada. Todo ello con la muy buena disposición de los clubes. Ante todo este año, felizmente,  contamos con ocho clubes que presentan minibásquetbol, y son siete los clubes que presentan categorías Mayores. Todo un logro por parte de los dirigentes zonales. En base a ello, y con el entusiasmo que todo esto nos trasmitía, pensamos en dividir el año en dos partes y programar actividades similares para ambas segmentos, dejando también tiempo para que los clubes que decidieran participar en la Liga Cordobesa de Básquetbol, allá por noviembre, también pudieran hacerlo, sin dificultades de superposición de actividades, Todo fue programado. Hasta en minibásquetbol inauguramos una forma de participación con visitas y devolución de visitas entre los ocho clubes y con un cierre para fin de año con invitación a clubes de otras asociaciones (esto hace dos años que lo hacemos).
Por supuesto que todo este cúmulo de actividades imponía a los dirigentes un gran esfuerzo. De todos modos todos lo aceptaron y se estaba llevando a cabo con notable cumplimiento, éxito y satisfacción de parte de todos. A todo esto debemos sumarle la participación de los jugadores de la Noreste en las cinco selecciones según está programado el calendario federativo. De manera que en la primera parte del año programamos  14 fechas para la categorías mayores más los correspondientes Play Off, al mejor de  tres,  en Semifinales y Finales. También para Juveniles, Cadetes e Infantiles, categorías en las que  solo participan cinco clubes, programamos definiciones al estilo Final Four, entre los cuatro clubes mejor clasificados. De igual modo, programamos algo similar, para la segunda mitad del año. Como verán, una gran cantidad de competencia.
Sin embargo anoche, jueves  19 de Junio, en una reunión del Consejo Directivo de la Asociación, realizada en la localidad de Marull, como quien dice, se nos dio vuelta la torta. Como dije al principio, nunca encontré a los delegados tan desanimados con la situación reinante a raíz del conflicto del campo. Prácticamente se les cayeron todos los colaboradores, aquellos fieles que contribuían con sus aportes semanales o mensuales para sostener las erogaciones de los clubes. Esos aportes son parte de la redistribución del ingreso que tanto se pregona. En nuestros pueblos la gente colabora para que las cosas mejoren, sin necesidad que venga alguien a decir como redistribuir los ingresos en cada región. La redistribución se produce de manera espontánea y dirigida, siempre, a cosas que son útiles a la región. Dejemos así las cosas, y que no nos impongan como progresar.
Por otro lado, los cortes exigían a los dirigentes un tremendo esfuerzo para coordinar los viajes no solo de sus jugadores, muchos de ellos estudiando en la ciudad de Córdoba, sino también de los Directores Técnicos y de los árbitros, puesto que los cortes de rutas obligaban a aguzar increíblemente el ingenio para poder llegar a destino, y también regresar, no solo para la oportunidad de los partidos, sino también, y sobretodo para los entrenamientos, los cuales muchos dejaron de realizarse. 
En fin, un panorama inédito hasta hoy, y con la posibilidad cierta de que no mejore por mucho tiempo, sobretodo en lo que hace a la obtención de los volúmenes de aportes que son necesarios para sostener tanta actividad. Nadie confía que el desgaste y el retroceso al que se llegó, con este parate, se pueda recuperar en menos de un año. 
Además, nadie confía que el reclamo del campo sea satisfecho, y se espera que de una u otra forma las retenciones van a quedar, quizás reducidas en un mínimo porcentaje, en el mejor de los casos,  pero siempre significarán una retracción de parte de los productores, que son los que colaboran con toda la comunidad y con el desarrollo de los pueblos, generando trabajo, y reteniendo a la juventud y evitando que la gente se refugie en las grandes ciudades, como ha sucedido muchas veces.
Por tal razón, a mitad del río, la Asociación de Básquetbol Noreste debió modificar, reduciendo sus competencias, alterar los fixtures, sobre lo que está en desarrollo y, para la segunda mitad del año, achicar en gran medida la competencia.
Esto es lo que lamento profundamente. Me siento golpeado y consternado, por todo lo que está pasando. Estas son las lamentaciones que quería trasmitirles, aclarando que lo hago en forma personal.
                                                                                         
                                                                                    
Néstor Chiantore (secretario de la Noreste de Básquetbol)

Anécdotas y locuras detrás de una pelota

Lionel Simmons primero y luego Derrick Mckie no pudieron jugar algunos partidos a causa una dolencia provocada por una particular causa: en el caso de Simmons dos partidos y en el caso de Mckie siete debido al exceso de videojuegos, lo que les produjo una tendinitis.
Bill Russell ganador de 11 títulos en 13 temporadas con los Celtics de Boston tenía como manía vomitar antes de cada encuentro, lo hizo mas de 1.100 veces.
El excelente base de la década de los 50 y 60 Bob Cousy ganador de varios títulos con los Boston Celtics regreso luego de 6 años y medio de estar sin jugar para disputar 4 encuentros con los Royals de Cincinatti.
Quintin Dailey realizó lo siguiente: durante el segundo tiempo de un partido contra los Spurs le pidió al que recogía las pelotas que le fuera a pedir 5 dólares a algún periodista para comerse una pizza. La pizza luego de un rato llego a sus manos y se la comió en la banca para diversión de los que estaban con él.
La final entre Estados Unidos y la Unión Soviética de Munich 1972 terminó 50-49 a favor de los americanos . Sin embargo, debido a una protesta Soviética, los árbitros concedieron una jugada mas en la que la Unión Soviética encestó, ganando 51-50. Los americanos no se presentaron a la premiación y las medallas de plata están todavía en Suiza en custodia del Comité Olimpico.
En los Washington Bullets en 1987-1988 jugaron juntos un jugador de Manute Bol y "Mugsy" Bogues. Entre ellos había una diferencia de estatura de 72 centímetros.
El gran Kareem Abdul Jabbar tenía que fumar marihuana medicinal debido a que sufría de una fuerte migraña.

Buscadores Eternos
Mirando la máquina en frente, silenciosa compañera de rutina, sobrevuelan en el ambiente algunas inquietudes y preguntas que surcan el espeso aire del cuarto gris y buscan formas diversas ante la perplejidad del abismo reinante; con la marcada indefinición de ser finalmente respondidas. Y así se plasman concretamente para ser parte de la grandiosidad inconmensurable que adopta el fenómeno global imperante…
¿Existe ese contexto perfecto que implique que dejemos de ser buscadores eternos…?
Buscamos felicidad, buscamos una estimulante tranquilidad interior en una dimensión que parece regirse con el creciente poder de las bestias.  
¿Encontraremos algún día comprensión, el origen del “por qué” hacemos lo que hacemos y sentimos como sentimos?  ¿Sabremos algún día por qué nos duele la carne en cada tropiezo, por qué flotamos de algarabía en cada pequeño  objetivo cumplido y automáticamente, en una pequeña fracción de tiempo, volvemos a formar parte de la nada…ante cada adversidad?
Los buscadores eternos no bajamos los parpados, avanzamos con torpeza pero
con una pasión inexplicable en la ruta donde circulan tantos seres similares a nosotros, con iguales o distintas metas, con sueños entrelazados, con dolores sangrantes. Somos uno más en la numerosa manada, estamos plenamente inmersos en el incesante trajinar de los buscadores eternos, cargando la cruz que implica que posiblemente…nunca dejemos de serlo…

"Busca la libertad, don tan preciado como sabe aquel quién por ella da la vida".
                                                                                          Dante
                                                                                                                                                        L.M.S
 

Una reflexion sobre el minibasquet

Desde hace más de diez años que trabajo para el Comité Sudamericano de Minibásquetbol y el Comité Argentino de Minibásquetbol de la Confederación Argentiona de Básquetbol como instructor. He dictado cursos de capacitación en casi toda América y en casi todo mi país. En todos estos años, al hablar del Minibásquetbol siempre aparece la misma pregunta:


¿Deberían los niños hacer un Minibásquetbol competitivo?

Y esta pregunta me la han hecho estudiantes, entrenadores, dirigente y padres. No importa el lugar dónde estoy, la pregunta vuelve y vuelve. Mi respuesta ha ido variando a través de los años. Cuando comencé como monitor de Minibásquetbol a los dieciséis años, la respuesta era “si, debe ser competitivo” (¡la inexperiencia de la juventud!).-

Unos años después, a medida que me fui capacitando a través del estudio y la experiencia mi opinión fue cambiando. Luego de pensar bastante en el tema y de responder a esta pregunta cientos de veces, me queda una reflexión:

 

¿Qué nos pasa a los adultos?

¿Es que acaso nos resulta tan difícil comprender que el niño necesita crecer sano física y mentalmente? ¿Qué no necesita que le traslademos nuestras frustraciones, nuestra necesidad de acrecentar nuestra propia autoestima, nuestra “imperiosa obligación” de escalar posiciones sociales de cualquier tipo a costa de cualquier cosa?  El niño, querido amigo, necesita crecer sano y feliz.-

En este mundo tan difícil, dónde las carencias económicas, sociales y afectivas están a la orden del día, la niñez, ese preciado tesoro, ese hombre del futuro, se está formando.-

Depende de nosotros, los adultos, padres dirigentes y maestros, saber ayudarlo a crecer. Sus necesidades, a veces, no son compatibles con nuestro “marketing”.-

El niño necesita del juego tanto como del estudio y del afecto. No necesita la frustración de una derrota que los adultos no sabemos cómo sobrellevar, pero tampoco necesita de un triunfo sobredimensionado.-

El niño necesita jugar, simplemente jugar, y a través de ese juego aprender. Aprender el lenguaje de su cuerpo, aprender a ser compañero, a compartir, a ganar y a perder...

Dentro de estos cánones la competencia no es mala, de hecho, el niño desde que sale del vientre de la madre está compitiendo. Competir adecuando las circunstancias a las necesidades y posibilidades del niño no es malo.-

Todo este proceso el niño debería asumirlo con naturalidad, como algo más dentro de su vida, algo lindo, algo útil, algo que forma parte del juego.-

A edades tempranas el niño no está preparado emocionalmente para recibir las presiones de los adultos. Su autoestima va de la mano de la opinión que sobre él vertimos los adultos, su entorno, los personajes que influimos sobre él. El ganar o perder forma parte de su vida, pero no debe determinarla a tal grado que lo condicione.-

Han pasado los años y he cambiado la pregunta:

 

¿Deberíamos los adultos hacer Minibasquet competitivo?

La respuesta es “no”, porque somos los adultos los que no sabemos, en muchos casos, poner los límites necesarios a esa competencia, tornándola estresante, desgarradora, imbécil.-

 

¡¡Dejemos a los niños crecer!! 
                                                                                                                             
     Carlos Pampanini

 A la conquista de la señora gloria
En este imperioso y corto camino que es la vida tratamos, en la medida de lo posible, salir airosos en el balance global del acontecer cotidiano. Consiente o inconscientemente buscamos la manera de encontrar una especie de luz bendita que ilumine nuestro a veces no del todo fácil sendero y en esta dialéctica entre lo fácil y lo difícil deducimos que para algunos esta luz es opaca y para otros, demasiada intensa. Cosas que se desprenden de lo que significa la tarea de vivir... Y así vamos y así nos trasladamos vertiginosamente de aquí para allá montados en el ímpetu de conseguir "algo", de llegar por lo menos a emparentarnos mínimamente con esa bella y misterios señora que se caracteriza por ofrecer mucha resistencia a aquellos que se atreven a querer conquistarla: tiene un nombre simple, es la gloria. ¿Insignificante término? Puede ser...pero no hay dudas que encierra mucho mas que el propio significado.
Los seres humanaos poseemos una cara o faceta tremendamente exitista. Eso queda claro. Siempre tendemos a desplazarnos hacia sueños o anhelos de gloria o felicidad partiendo desde la cuestiones mas mínimas hasta las mas grandes. Es que necesitamos de manera vital de la gloria, porque ella alimenta la llama interna, esa que nos motiva a seguir desandando los caminos, atajos y rutas y porque si la poseemos rebalsamos de luz y nos mantiene eufóricos pero si no está cerca.. el karma, lamentablemente, comienza a gestarse.
En líneas generales la gran mayoría somos torpes luchadores que pretendemos alguna día "mejorar la técnica" y dejar de una vez por todas de pasar la pelota para aprender a jugar y volcarla en al aro del frente. Pero a ver...muchos tal vez piensen, al leer estas líneas, que la gloria solo se remite a la existencia de momentos formidables y llenos de grandeza que pueden estar emparentados con un logro deportivo o un titulo conseguido, lo que significaría un pensamiento utópico de aquellos que quieren ganar siempre, cueste lo que cueste...pero no...la reflexión va mucho mas allá.
Somos muchos los que pensamos que el verdadero sentido de la gloria está en las cosas simples que luego se hacen grandes y alcanzan dimensiones extraordinarias para cada uno, aunque pasen desapercibidas para los demás, sin embargo son nuestras. Porque la vida misma es una búsqueda constante de cosas buenas aunque la mayoría sean las del otro bando, es la búsqueda de la gloria en los pequeños momentos...la señora gloria como una ninfa difícil de conquistar, como una especie de sirena que con su canto nos envuelve y nos lleva a otra dimensión, que nos hace experimentar sensaciones diversas y en ese conglomerado sensacional nos encontramos "plenos", es cierto, aunque dure muy poco.
Hay quienes dicen que en esta tarea hace falta la ayuda del factor esfuerzo y de la señora dedicación y tal vez, en algún momento, se logre consumar la conquista. Lo importante es sentir y levantar la bandera de que todos tenemos la posibilidad de abrazar, aunque sea unos pocos instantes, momentos gloriosos en lo cotidiano, si tener la necesidad de levantar un trofeo... Todos podemos estar llenos de felicidad interior, es un derecho inclaudicable y nadie tiene la capacidad ni el privilegio de robarnos la ilusión de hacerlo.

"El dinero sirve, pero la gloria sirve mucho mas...es lo único que queda para siempre"

                                                                           Diego A. Maradona

                                                                                                                                                                    L.M.S

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