Juegos Olímpicos. Selección Argentina de Básquetbol
El análisis del respetado colega Miguel Romano del
diario La Nación.
“La defensa dorada necesitará una adecuada puesta a
punto”
Hay que tener en cuenta todo y manejarlo como si se
tratara de una compleja obra de ingeniería, con extrema
precisión y exactitud. Deberá evaluarse el desgaste
físico y mental de cada jugador después de una temporada
intensa; otorgarle el descanso suficiente para que
recupere las mayores energías; planificar una
preparación física adecuada para llegar a la competencia
máxima en el mejor nivel, y programar con mucho criterio
los amistosos y la gira previa.
De todo eso también dependerá el rendimiento del
seleccionado nacional a la hora de defender en agosto
próximo el título olímpico en los Juegos de Pekín. El
desafío mayor y muy esperado del básquetbol argentino.
Habrá otras competencias en 2008, pero ninguna como la
magna cita del deporte mundial donde algunos integrantes
de la Generación Dorada dirán adiós a la celeste y
blanca, con o sin medalla, con o sin corona de olivos
sobre la cabeza.
Muy fácil y simple sería recorrer la lista de
excepcionales figuras que integrarán el plantel de
Sergio Hernández y descontar un alta figuración allá en
China. Mucha más ilusiones despierta si se analiza el
presente de cada uno y el equipo al que representan. Con
Pepe Sánchez (Barcelona), Manu Ginóbili (San Antonio
Spurs), Pablo Prigioni (Tau Cerámica), Carlos Delfino
(Toronto Raptors), Luis Scola (Houston Rockets), Walter
Herrmann (Detroit Pistons), Andrés Nocioni (Chicago
Bulls) y Fabricio Oberto (San Antonio Spurs), puede
suponerse que del podio no deberían bajar.
Y no se intenta desmerecer la experiencia y el oficio ni
menoscabar el talento y la actitud, virtudes siempre
valoradas de los argentinos, la cuestión pasa por la
puesta a punto, por la escalera que se deberá subir para
alcanzar el mejor rendimiento.
Porque algunos jugadores llegarán fatigados de un
temporada de 100 partidos y habrá que compatibilizar
descanso con preparación y amistosos. Mucho más si se
sabe que la Confederación Argentina tiene compromisos
políticos y económicos muy importantes y necesita
cumplirlos.
La idea es arrancar el 20 de julio con una gira por
Europa, que incluiría partidos en España, Turquía,
Alemania o Italia; y luego disputar en territorio chino
las Copas Diamond Ball y Stankovic para cumplir con la
empresa de indumentaria deportiva de ese país (Li Ning)
que viste y auspicia al seleccionado.
Si se sabe que antes los dirigentes deben cumplir con la
organización del Top 4 y algunos amistosos dentro del
país para responder a otros compromisos comerciales,
queda claro que la preparación física deberá comenzar,
como mínimo, el primer día de julio. Debe recordarse que
los playoffs finales de la NBA terminarán a mediados de
junio.
Como todavía no hubo convocatoria, ni se oficializó el
programa de partidos previos, los jugadores no opinaron
aún, pero se descuenta que las estrellas internacionales
harán conocer su idea sobre el camino a Pekín, como ya
lo hicieron antes del Campeonato Mundial de Japón.
La enorme ilusión está depositada en observar nuevamente
la bandera celeste y blanca flameando en lo más alto del
podio olímpico. El equipo llegará a Pekín con muchísimo
más oficio que en 2004 y con algunos refuerzos valiosos
(Román González y Paolo Quinteros, seguramente), pero no
todo dependerá de los nombres, del prestigio de cada uno
ni del rendimiento que hayan mostrado en sus
prestigiosos clubes.
Para subir a un podio olímpico se necesita muchísimo más
que eso, especialmente en el carreteo previo, donde todo
deber estar calculado y preparado para llegar al 8 de
agosto en el tope del rendimiento.
La medalla de oro hay que empezar a defenderla desde
mucho antes.
19,3 puntos por partido convirtió Manu Ginóbili
en Atenas 2004; fue el máximo goleador argentino en ese
certamen
19,5 puntos por partido hizo Luis Scola en el
Preolímpico de Las Vegas, en el que se consiguió la
clasificación para Pekín
Por Miguel Romano
De la Redacción de LA NACIÓN |